Giulio Carlo Argan analizaba el producto artístico como un fenómeno que procede de la historia política, económica y científica, que construye nuestra cultura. Además, establecía diferencias entre las dos orillas del Atlántico, afirmando que para el artista norteamericano el reconocimiento viene principalmente del mercado, siendo esta mercantilización del arte un problema político concreto para el artista europeo que, en medio de realidades plurinacionales, acepta con menos pasividad las condiciones propias del mercado, aunque también pertenece al mismo.
El panorama ha ido evolucionando y de las tres grandes dimensiones legitimadoras de la obra del arte (instituciones –principalmente el museo–, crítica y mercado), es este último el que domina el sistema del arte, y más aún las ferias, donde se vende el mayor volumen de obras de arte. De todas ellas, en España reina claramente ARCO, a pesar de la continua proliferación de ferias en Madrid y en otros lugares de la geografía española.
Leer más...Mapamundi 2010, 2011. Collage sobre papel, 30 x 21 cm c/u (110-115 ejemplares aprox.). Colección del artista
Hace poco más de una década, Ignasi Aballí le decía a Dan Cameron: “Creo que mi trabajo, desde hace un tiempo, se estructura a partir de conceptos a veces opuestos y a veces complementarios. Entre los opuestos se cuentan la ausencia y la presencia, la desaparición y la aparición, lo inmaterial y lo material, la invisibilidad y la visibilidad, la acción y la contemplación, siempre Algunos de los aspectos complementarios son lo efímero y lo permanente, la transparencia y la opacidad, la apropiación y la creación, lo colectivo y lo subjetivo, la realidad y la ficción”. Una declaración que resume, en sus propias palabras, el sencillo y al tiempo enormemente complejo mundo que muestra en la exposición retrospectiva que, comisariada por João Fernandez, le dedica el MNCARS, que cubre precisamente esa última década de su trabajo, al que ha añadido piezas concebidas específicamente para ella, y al complementario, y a la vez obra en si mismo, catálogo-libro que ha confeccionado incluyendo tanto las obras de la muestra como otras que configuran una lectura ampliada de la ideas que la rigen.
Leer más...Foto de I. Lacosta
Los Ángeles se está convirtiendo en imprescindible para el arte de nuestro tiempo. Su amplia y rigurosa oferta de exposiciones y actividades en museos como el LACMA, el Hammer, el MOCA con sus dos sedes o el Getty, por citar los más conocidos, junto con sus cientos de galerías y su nutrida y multicultural población de artistas ofrece un rico panorama creativo[1].
El 20 de septiembre abrió sus puertas en Downtown, The Broad, un nuevo museo de arte contemporáneo fundado por los filántropos Eli y Edythe Broad, ejemplos de dos emblemas estadounidenses, el de personas hechas a sí mismas y el de grandes coleccionistas que invierten su fortuna en cultura. Buenas ideas y “energía” suficiente. De hecho, la colección Broad sigue creciendo con una pieza por semana bajo el firme criterio de que las colecciones más grandes se desarrollan junto a los artistas de su tiempo. Se trata de dos mil obras de arte contemporáneo de las más destacadas del arte de posguerra y de las últimas cinco décadas del arte contemporáneo mundial.
Leer más...Hace varios años, escribía en este mismo medio sobre cómo una mala traducción convertía en “falsas” unas obras de Lawrence Weiner, presentadas en el Espai D'Art Contemporani de Castelló. La dirección del museo reaccionó con celeridad, corrigiendo la traducción y devolviendo su sentido a la propuesta de Weiner.
Me temo que será más difícil corregir el caso del que hoy escribo, pues se encuentra en mitad de un libro de nada menos que 912 páginas.(1) Y espero que el hecho de que dicho caso concierna al autor de estas líneas no lleve al lector a pensar que hay, en la decisión de escribir este textito, algo personal. Simplemente quiero llamar la atención sobre un problema de metodología del que resulta una mala práctica investigadora, independientemente de ser el afectado. Al fin y al cabo, se trata tan sólo de cinco líneas en un tomo de casi mil páginas, y ello, me concederán, nada tiene que ver con pasar a la historia, mérito que desde luego no tengo y al que nunca he aspirado. Copio la nota con la que la editorial presenta el libro en cuestión, cuyos autores son Jorge Luis Marzo y Patricia Mayayo:
Leer más...Elina Brotherus. Le Nez de Monsieur Cheval, 1999.
Serie 12 ans après, 1999-2012.
Cortesía de la artista y de la
Galería Cámara Oscura, Madrid
© Elina Brotherus,
VEGAP, Huesca, 2015
Nosotros, el tiempo y la ficción
En la imposibilidad de conocerse a uno mismo puede estar la clave del mito de Narciso. Verse a uno mismo como si fuera otro es una alternativa al problema, aunque esa solución no resulte ser sino el minado de la propia identidad, y el descubrimiento de la condición dramática, o mejor dicho, cómica del yo. Al observar la secuencia de los autorretratos de un mismo pintor, suele apreciarse un sarcasmo creciente con el paso de los años. Conforme mejor va conociéndose el artista, más va desconociéndose en el espejo. El tiempo que acentúa el aspecto crítico del artista respecto a sí mismo, interviene sobre la evolución del género de un modo parecido. El problema del autorretrato lo hereda la Posmodernidad de la Modernidad, pero las nuevas vías de acercarse al mismo parece que se vinculen más a lo literario, a mecanismos poéticos o narrativos. Pessoa o Borges pesan más que Van Gogh. El reconocimiento de lo autobiográfico como ficción viene a ser obvio en el discurso narrativo, donde el simple hecho de ubicarse en el tiempo, y contarse, lo convierte a uno mismo en un objeto, en lo otro.
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