Foto de I. Lacosta
Los Ángeles se está convirtiendo en imprescindible para el arte de nuestro tiempo. Su amplia y rigurosa oferta de exposiciones y actividades en museos como el LACMA, el Hammer, el MOCA con sus dos sedes o el Getty, por citar los más conocidos, junto con sus cientos de galerías y su nutrida y multicultural población de artistas ofrece un rico panorama creativo[1].
El 20 de septiembre abrió sus puertas en Downtown, The Broad, un nuevo museo de arte contemporáneo fundado por los filántropos Eli y Edythe Broad, ejemplos de dos emblemas estadounidenses, el de personas hechas a sí mismas y el de grandes coleccionistas que invierten su fortuna en cultura. Buenas ideas y “energía” suficiente. De hecho, la colección Broad sigue creciendo con una pieza por semana bajo el firme criterio de que las colecciones más grandes se desarrollan junto a los artistas de su tiempo. Se trata de dos mil obras de arte contemporáneo de las más destacadas del arte de posguerra y de las últimas cinco décadas del arte contemporáneo mundial.
La exposición inaugural, comisariada por su directora Joanne Heyler, muestra de forma cronológica una parte de los fondos. Comienza en el tercer piso con obras de los 50s, incluyendo a Jasper Johns, Rauschenberg y Cy Twombly. EL Pop Art, una de las partes más importantes de la colección, está representado a través de Warhol, Ed Ruscha y Lichtenstein. Los 70s y 80s incluye piezas de Basquiat, Keith Haring, Cindy Sherman[2], Kara Walker, Jeff Koons, Barbara Kruger, Damien Hirst y Glen Ligon, por citar algunos. En el primer piso se hallan las obras más recientes: Murakami, Mark Bradford, Thomas Struth, Macuga, etc. Destaca la obra inmersiva y magistral de Ragnar Kjartansson, una vídeo instalación que asombra por su belleza, estética visual y sonora, y por la excelente técnica; o las recientes adquisiciones, como el potente y gigante carboncillo de R. Longo, que refleja las tensiones raciales en Estados Unidos y la brutalidad policial.
También se muestra la instalación de Yayoi Kusama “Infinity Mirrored Room – The Souls of Millions of Light Years Away”, una cámara rodeada de espejos que alberga una serie de luces LED reflejadas de forma infinita y que requiere una entrada adicional, gratuita, como la de acceso al museo.
El edificio ha sido diseñado por Diller Scofidio + Renfro (DS+R) en colaboración con Gensler. Está recubierto de una impresionante celosía formada por 2.000 piezas de hormigón y fibra de vidrio. Este espectacular caparazón permite la entrada a la luz solar, que de forma difusa se filtra por la estructura en forma de exoesqueleto envolvente, y le ha otorgado el apodo de “el velo y la bóveda” además de brillar entre los edificios de oficinas y el vecino Disney Concert Hall de Ghery. The Broad se suma al acertado plan de revalorización de zonas urbanas en una urbe horizontal de barrios-ciudad inconexos[3], haciendo que Downtown se erija hoy como el verdadero pulmón cultural y arquitectónico.
Aunque lo mejor, y nada banal, es que este innovador diseño permite combinar sus programas oficiales de forma excepcional y práctica. Su inmenso espacio dividido en tres niveles incluye galerías para exposiciones, un salón para conferencias, un vestíbulo público con espacio para exposiciones y la tienda del museo. Incluye también un archivo con lo último en tecnología y espacio de almacenamiento, disponible para estudiantes, comisarios y profesionales que deseen realizar trabajos de investigación tanto en las obras de la colección, como en obras de arte que sean prestadas por otras instituciones por medio de los programas de intercambio de la Fundación Broad.
Una interesante propuesta en defensa del arte y la cultura de nuestros días.
[1] En California uno de cada diez empleos forma parte de las llamadas “economías creativas”. Según datos del Estado, existen en California más de 600 galerías de arte, que generan ingresos de 197 millones de euros y dan trabajo a más de 5.000 personas.
[2] La colección incluye la mayor representación de fotografías de Cindy Sherman: 124 hasta el momento.
[3] Como muy bien describió la escritora Dorothy Parker : “72 suburbios en busca de una ciudad”.