Revista digital de cultura
y arte contemporáneo

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martes, 6 de octubre de 2009

Experimentaclub 2009

Por: Bruno Reis
imagen

Imagen de experimentaclub en flickr.com

Cuando a inicio de los noventa el periodista y crítico musical Simon Reynolds, acuñó el término post-rock enunciaba una importante transformación en el pop. Con la llegada y desarrollo de la tecnología, la música electrónica experimentó una enorme expansión, potenció fusiones con nuevas propuestas sonoras provenientes de campos que parecían tan dispares como el jazz y el rock progresivo. De Chicago venían las versiones más arty con los pioneros Tortoise y más tarde Pan.American, que se definieron como el legado vivo que reivindica una línea de trabajo en la que la electrónica es complemento y no centro de toda una construcción sonora. Esta es la diferencia sustancial entre las propuestas presentadas en el ecléctico cartel del festival Experimentaclub 2009 en La Casa Encendida de Madrid. Apuntamos, a grandes rasgos, cuatro escenarios que este pasado fin de semana mostraron las tendencias actuales dentro del universo electro:

 

Comencemos por los Zombie Zombie. Ejemplo de una corriente más orgánica, su propuesta recupera utensilios analógicos para derivar en la esencia de formulas rítmicas con gran peso. Su utilización de la batería y de algunos registros tribales marcaron el tono dominante que reivindica la base rítmica como columna vertebral de la, paradójicamente, cada vez mas invertebrada experimentación digital.

Por su parte, los Fuck Buttons siguen siendo fieles a la desconstrucción del clímax desde los esquemas más agresivos del dance. Una espiral de beats ácidos y cortantes fue construyendo, a base de saturación, un momento álgido, casi orgásmico. Aquí toda esta lógica electrónica se invierte, sus sonoridades son un tira y afloje, un minimalismo que propone momentos de tensión con una intensidad constante para anular cualquier efecto explosivo.

Un planteamiento diferente ofreció Wolf Eyes, con un registro de fuga hacia adelante con el que ponen de manifiesto la singularidad de innumerables sonidos que chocan entre sí, una propuesta antinómica que trata el ruido como música. ¿Lo suyo es post-music o post-noise? Para muchos su propuesta estética se legitima con la edición de su trabajo Sub Pop, que terminó siendo una normalización de la transgresión, dentro del cada vez más convencional “free-metal”.

Si estas nuevas tendencias se pretenden como una prueba ilimitada de la capacidad armónica e intensidad de la maquinaria, hay que decir que el verdadero ejercicio de estilo lo puso el colectivo Pram, quizá la propuesta más radical de este festival. La combinación multinstrumental de soplos, teclados, percusión, guitarras, bajos y muchos etcéteras reconstruyó, desde una fuerte carga cinéfila, un imaginario propio y personalísimo, que se acerca a la estética de la escuela Too Pure.

Esperemos llegar a próximas décadas con esta misma sed de experimentación pero no con una falta de aliento generada por la imperiosa y vacua necesidad de lo nuevo por lo nuevo.
 

Entrada de Bruno Reis

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1 comentario
Chunda Chunda | jueves, 19 de noviembre de 2009 | 15:52
#1
Estaba toda la modernes de Madrid, pero a parte del público snob me lo pasé bomba!
Fuck Buttons, sorpredentemente dancers. Pero lo mejor de lo mejor el tio de PanAmerican, un profesional de la electrónica.
1 comentario
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