Juan Luis Moraza. Endscape (oppenheimereinstein), 2013. Aluminio pulido, madera. Colección del autor. Cortesía: MNCARS.
Una plaza, lugar de confluencias, de discusiones, de encuentros, de hitos, de representaciones, es el ejemplo más evidente de lo que podemos llamar la cosa pública. La primera plaza de la Historia, entendida como lugar de convergencia y congregación, fue el Foro Romano. El arquitecto veneciano y fascista declarado Giacomo Boni se encargó de las excavaciones arqueológicas del Foro desde 1889 hasta su muerte en 1925. Uno de sus grandes progresos en la arqueología fue el estudio estratificado de las ruinas del Palatino a través de la fotografía aérea. Un véneto arquitecto que se hace pasar por arqueólogo y restaurador, militante de sus ideas, y que se mantuvo alejado del mundo académico romano no iba a ser muy celebrado en una ciudad acostumbrada a la adoración; era oficialmente un personaje desagradable. Pero se respetó su archivo, de un valor incontable y de él se intuye que el origen de la ciudad más importante de la historia de la humanidad es posiblemente la Cloaca Máxima, el sofisticadísimo y primer sistema de alcantarillado de todas las civilizaciones. Por la geografía del lugar, los desechos de los siete poblados originales desembocaban en la Isla Tiberina, una zona pantanosa pero crucial para el comercio marítimo de las siete colinas habitadas y lugar idóneo para la propagación de enfermedades. Gracias a la Cloaca la ciénaga se hizo habitable, los comerciantes de los siete montes se concentraron en la plaza construida sobre los túneles. Intercambio de enseres, víveres e ideas. Sobre excrementos nació la sociedad romana y con ella el sistema político capaz de emplazar la dispersión, la Res-publica.
Leer más...Bernhard y los textos cautivos
Bernhard y Derrida son los compañeros de viaje elegidos por Víctor Solanas-Díaz (Tolosa, Guipúzcoa, 1977) para su nuevo proyecto: “Der Stimmenimitator” (este título se corresponde con uno de los libros del escritor austriaco, “El imitador de voces”, en su versión castellana). Bernhard y Derrida forman una extraña pareja, a priori. O no tan extraña. Alguien que conoce tan bien a Bernhard como Miguel Sáenz, su traductor infatigable, su biógrafo, su mejor intérprete, intuye que el austriaco no se preocupó nunca de leer al filósofo francés, pero sí que reconoce en Bernhard a otro infectado del “Mal de archivo” derridiano. Miguel Sáenz ha escrito un breve texto, a instancias de Víctor Solanas-Díaz, para el catálogo de su exposición. En él se da cuenta de la equivalencia entre vivienda y archivo que se daba en la casa de Thomas Bernhard, su piso de la Lerchenfeldgasse 11 de Gmunden, y de los archivos que han heredado a este primero, tras la muerte del escritor, el oficial “Thomas-Bernhard-Archiv”, o el extraoficial, la colección de todo tipo de objetos y testimonios que ocupa el tiempo de su amigo Karl Ignaz Hennetmair.
Leer más...Perversidades ópticas
La Lonja no es un espacio cualquiera, la joya renacentista requiere de un pacto por el cual la ‘olvidemos’ para centrarnos en lo que presenta. Y lo cierto es que, ahora, no resulta difícil. Larroy ha diseñado una propuesta donde las obras se interfieren y se superponen casi desde cualquier lugar en el que nos situemos, como si sonasen a la vez diferentes músicas que, finalmente, compusieran ‘algo’ que funciona como un reloj, una banda sonora inteligible y radicalmente seductora donde tan pronto identificásemos ecos de Kurt Weill, como momentos de Antony and the Johnsons, o ingerencias de Extremo Duro. Me explico.
No se interprete que hablo de caos. Lo que se ofrece en un trayecto por los últimos años de trabajo del artista –con algún salto atrás donde se recobra alguna pieza que explica o se integra en las más recientes– y la puesta en escena milimétrica de un corpus pictórico de extraordinaria contundencia formal y conceptual.
Leer más...Mientras William Jerkins seleccionaba las obras que formarían parte de la exposición “New Topographics. Photographs of a Man-Altered Landscape”, posiblemente supo vislumbrar que aquellas imágenes en las que el paisaje definitivamente se presentaba como irrecuperable tendrían calado en Europa. A este lado del Atlántico las ideas románticas no han acabado nunca de disiparse y tenemos cierta tendencia a encontrar en la naturaleza la idealización de una añoranza que tiene que ver con la sensación de pérdida que trajo el progreso desmedido. En una de las fotografías que Jerkins incluyó en la ya mítica muestra, moles de cemento y cristal se amontonan en un panorama plano y concluyente. Edificios que se aglutinan dejando poco espacio para un cielo que a juzgar por su tono podría disfrazarse de muro, palacios de oficinas y residencias que dibujan una geometría amenazante, como si tanta perfección resultase sospechosa. Desde un tejado de Bermont Street, en Boston, Nicholas Nixon resumió el sentir ante la ciudad que vive ante él.
Leer más...Vista de la exposición comisariada por Miguel A. López: Salón de Belleza, dentro del proyecto UTOPIAN PULSE– FLARES IN THE DARKROOM de Ines Doujak y Oliver Ressler, Secession, Viena, 2014.
“UTOPIAN PULSE” es un ambicioso proyecto liderado por los artistas austriacos Ines Doujak y Oliver Ressler en compañía de Fahim Amir, Christoph Schäfer, Mariam Ghani, Bert Theis, Zanny Begg, AND AND AND, Pedro G. Romero / Máquina P.H., Miguel A. López y una larga lista de creadores que reflexionan sobre el mundo actual y la idea de utopía. Y llegan lejos. Nos demuestran, además, que otra manera de hacer exposiciones y de dinamizar los espacios culturales es posible.
El laboratorio en el que se cuecen todas estas propuestas es la entreplanta de la Secession, el maravilloso edificio del arquitecto Joseph M. Olbrich donde desde hace más de un siglo se reúne la Asociación de Artistas Visuales de Viena. Se congratulan de ser el espacio más antiguo del mundo dedicado a muestras de arte contemporáneo, así como de que el primer presidente de su consejo fue, nada más y nada menos, Gustav Klimt.
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