Thomas Ruff Nacht 3 III, 1992. 20 x 21 cm. ©Thomas Ruff, VEGAP, Madrid, 2013.
La revisión y la subversión de preceptos formales de la pintura moderna y las vanguardias artísticas, el cuestionamiento hacia el sentido primigenio del quehacer fotográfico, o la expansión de las posibilidades plásticas del retoque digital, son apenas algunas de las líneas esenciales de las experimentaciones que definen la obra del conocido Thomas Ruff (Alemania, 1958). Actualmente, la Sala Comunidad de Madrid-Alcalá 31 ofrece a través de 59 imágenes, siete series de este creador que comprimen diez años prolíficos.
Ruff, fiel a la herencia de la Kunstakedemie de Düsseldorf, ha trabajado en sus series fotográficas, siempre de temáticas disociadas, la noción de objetividad pero aquella que desde la manipulación construye, más no retrata, una realidad ficcionada de la objetividad. Todo esto, a partir del juego dialéctico de la exploración de las posibilidades del discurso visual frente al conceptual. Así, el despojamiento de cualquier referencialidad anecdótica en beneficio de lo que parece una mera expresión visual, se apoya en una cuidada producción y/o postproducción de imágenes que sirven a Ruff para levantar esa realidad que desea.
La basta variedad de formatos y técnicas empleadas por este artista conjugan, con fluidez, una suerte de objet trouvé con las imágenes seleccionadas como materia prima. Con esta intención, Ruff incide en un cambio de percepción y acercamiento de lo que entendemos como creación fotográfica, gracias a un control meticuloso de los procesos técnicos en los que reprocesa, reinventa, relee y replantea un discurso que conlleva, en sus traducciones estéticas, a destacables resultados conceptuales. Un buen ejemplo de esto se aprecia en la serie Jpegs: la baja calidad del pixel de fotografías de internet, o tomadas y tratadas digitalmente por Ruff, son la base de obras que explotan la transformación de la imagen y del color para ofrecer un nuevo discurso resemantizado en su estetización. Y es que el pixel, casi bajo la misma dinámica de la pincelada que en su tiempo aplicara un pintor como E. Monet, re-crea de manera efectista la imagen digital.
En el caso de la serie m.a.r.s., Ruff transmuta la naturaleza de imágenes satelitales de Marte -propiedad de la NASA-, al colorear y retocar texturas de un paisaje al que invita al espectador con gafas 3D, para percibir la realidad de un espacio tan objetivamente ajeno como familiarmente propio, dada la cultura visual que todos poseemos.
Dos de las series presentadas, muy diferentes en su temática, técnica y formato, Nacht y Photogram, iniciadas en 1992 y 2012 respectivamente, representan las exploraciones más poéticas a nivel visual que pueden verse en esta muestra. En la primera, el carácter evocador del tratamiento de la luz confunde al espectador entre la sutileza de la naturaleza del grano y la luz, y el motivo formal seleccionado para la imagen. Photogram, realizada a partir de una técnica digital que reconstruye un cuarto oscuro virtual, rememora aquellos fotogramas en cuarto oscuro de copia única sobre papel fotográfico que tanto dieron de sí en el trabajo de Man Ray. No menos estética que estas series, aunque a veces pareciera no querer serlo, es Maschinen, compuesta por imágenes escaneadas desde negativos en placa de vidrio y, luego, coloreadas por vía digital. Algunas de estas imágenes, sacadas de un catálogo de maquinaria antigua, son particularmente inquietantes y atractivas por la relación establecida entre los objetos, los fondos y los efectos de los colores aplicados.
Los comisarios de la muestra, José Manuel Costa y Lorena Martínez de Corral, también seleccionaron las conocidas Zycles y Cassini, pero todas las series presentadas vienen a exaltar lo mismo, es decir, la capacidad creativa de un artista que no cesa de explorar con diversos recursos las posibilidades de construcción discursiva de una fotografía seducida por la referencialidad de una objetividad ficcionada.