Los materiales, 2009
Pareciera que en el nuevo siglo lo más importante que pasa en el cine es el derribo de muros: los muros que mantenían separados los géneros, los que marcaban límites entre la realidad y la ficción, y los que cimentaban la tiranía de la narración. Es así como en las propuestas más vigorizantes que se encuentran a día de hoy, los artistas echan mano de lo que mejor les venga, sin que la naturaleza de sus materiales sea un obstáculo. El Cine, con mayúsculas ya por su entidad de arte centenario, en esta autorreferencialidad, puede ser objeto tanto de reflexión como de desmitificación. En esta cancha que describimos, es en la que el colectivo afincado en Madrid Los Hijos dribla con comodidad y soltura.
Lo suyo respira libertad, una libertad controlada dentro de los juegos (con reglas) que ellos mismos proponen. Y es en replantear esas normas, romperlas y volver a pegarlas donde parecen hallar mayor placer. Al ver los éxitos cosechados hasta ahora por el colectivo vienen a la cabeza epítetos como “sangre nueva”, y “promesa del cine underground”. Su largometraje Los Materiales (2009) ha obtenido el premio Jean Vigo en la última edición del Festival Punto de Vista. A esto se suma su triple presencia en la Sección Oficial de Documentamadrid: el largometraje Circo (2009) y el cortometraje Ya viene, Aguanta, Riégueme, Mátame (2009), y su cortometraje El sol en el sol del membrillo (2008) en la sección de documental de creación. Festivales que comprenden que la palabra “documental” se va quedando estrecha para la rica variedad que depara el cine de no ficción. Es esta toda su filmografía, hasta ahora, que se complementa con las píldoras experimentales de un minuto que cuelgan en su canal de Vimeo.
El cine en el cine de Los Hijos
Hasta el momento, la labor de los tres componentes del colectivo, a la sazón Luís López Carrasco, Natalia Marín Sancho y Javier Fernández Vázquez, se ha movido principalmente por el pantanoso terreno de la cinefilia, pero mirada desde el humor más que desde la reverencia. Juegan con la obra de Erice en El sol sobre el sol del membrillo: tomando un supuesto lienzo de Antonio López, objeto del documental El sol del membrillo del cineasta vizcaíno, lo exponen a las inclemencias del tiempo campesino. La contemplación del lienzo y del entorno (y del lienzo en el entorno) y sus variaciones, dan paso al propio proceso del rodaje de Los Hijos: no sólo se contempla cómo actúan los factores físicos sobre la obra, sino sobre los propios cineastas que poco a poco desmontan el mismo proceso creativo. En Ya viene, Aguanta, Riégueme, Mátame vuelven a echar mano de Erice, pero sumando a la fiesta esta vez a Almodóvar, Aranda y Armendáriz. Este nuevo juego se trata de volver a los lugares de las célebres escenas de las películas de estos directores (respectivamente, El Espíritu de la Colmena, La Ley del Deseo, Amantes e Historias del Kronen) y filmarlos, tal y como se los encuentran, repitiendo los mismos planos, y citando, sobreimpresos, los diálogos. Fuera toda la carga de la escena original, esta pieza es casi un exorcismo de la mitificación cinéfila.
Los medios justifican el fin
En en caso de Los Materiales, vuelve a tomar importancia el retratar el proceso por el cual se crea la obra. Aquí filman los paisajes devastados por el embalse de Riaño, en León, para cuya construcción fue necesario sumergir varios pueblos con sus calles, iglesias y casas. Al mostrar su forma de trabajo, ellos mismos boicotean la contemplación de los espacios abiertos y de la zona, dando lugar a un ensayo sobre lo que supone hacer películas, y sobre Riaño, lugar que filmaron durante todo un año. Su otro largometraje, Circo, se mueve por derroteros más clásicos, al seguir un día en la vida de una familia que regenta un circo.
Así quedamos a la expectativa de qué será lo que nos deparan Los Hijos para el futuro. Unos hijos de su tiempo, que cazan al vuelo el zeitgeist cinematográfico de esta era audiovisual que contemplan, diáfana, después de aplastar sus tabiques.