Daniel García Andújar. Estamos vigilando, 1994. Intervención en espacio público, imagen de la playa de La Concha, San Sebastián. Medidas variables. Cortesía del artista y MNCARS.
Desde comienzos de la década de los noventa el trabajo de Daniel García Andújar (Almoradí, Alicante, 1966) se ha centrado en lo que se podría definir como un ejercicio continuado de desvelamiento de los mecanismos que rigen las relaciones económico-políticas y sociales del postcapitalismo. “Sistema operativo” constituye un recorrido a través de algo más de dos décadas en las que el autor ha tejido una reflexión compleja sobre el poder y sus formas de articulación.
Con un andamiaje intelectual de raíz sociológica Andújar abordaba en 1992 aspectos como el racismo y la xenofobia, en obras como “Soy gitano”, tema que retomaría más tarde en “Se rumorea que … Centro de refugiados del pueblo gitano”, de 1999, y donde despliega una sintaxis que mezcla realidad y ficción para evidenciar los prejuicios y las desigualdades sin prescindir del humor, recurso este que preside buena parte de su manera de hacer en una combinatoria de realidad y ficción.
Pero es el ámbito de las tecnologías donde su práctica artística centra la atención desde sus inicios, alertando sobre una supuesta capacidad democratizadora de estas, per se, respecto a la distribución del saber y la información, sobre su aparente horizontalidad que enmascara un exponencial poder de control sobre comunidades e individuos. Así nos encontramos un denso conjunto de producciones que abordan la vigilancia, la manipulación informativa, las regulaciones sobre el acceso al conocimiento, las tácticas policiales de infiltración, el poder de la publicidad para modelar la opinión, los filtros por los que pasa cualquier dato que se ofrece en la red bajo su aparente neutralidad.
El recurso a la ficción para dar cuenta de la realidad aparecía ya en primer plano cuando crea Technologies To The People (1994) una “marca” bajo la que genera una serie de proyectos y obras que adoptan los lenguajes del mundo empresarial y de las grandes corporaciones para cuestionar sus mensajes y convertirlos en pequeñas cargas de profundidad al servicio de una aguda crítica a los poderes económicos.
Asuntos como la especulación inmobiliaria y la corrupción de políticos y cargos público, una maraña de expolio arraigada con fuerza en nuestro país es retratada con fidelidad por Andújar en piezas como “La cultura del ladrillo” (2004) y “Objetos de deseo” (2010), la primera integrada por conversaciones cuyos contenidos provocarían hilaridad si no se nos advirtiese que se trata de la dura y pura realidad.
Si resulta estimulante el reencuentro con trabajos ya conocidos que muestran una absoluta vigencia, “Sistema operativo” ofrece un conjunto importante de piezas creadas ex profeso para esta exposición como “Glosarium”, “Liberator”, “Arquitectura”, “Dirigentes” o “Not Found, 1.000 casos de estudio”. Pero es el gran conjunto en torno a “Guernica” el que marca el tramo fuerte de un recorrido que no da tregua al espectador. El gran mural del malagueño es el eje en torno al que traza una reflexión sobre la violencia y el olvido, sobre los vencederos y los vencidos, sobre el papel del arte, sobre la historia y su relato, sobre la manipulación y la censura -simbólicamente encarnada, aún y de manera vergonzante, en los documentos desclasificados sobre Picasso.
Desde luego, el arte no cambiará el mundo, pero ¡cómo nos ayuda a entenderlo!