y arte contemporáneo
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Carlos Garaicoa. Orden inconcluso
De lo que verdaderamente habla “Orden inconcluso” es del desorden absoluto que rige el mundo, de las paradojas perversas, de las injusticias, de la violencia, tanto física como esa otra que ejerce el poder político y económico sobre los individuos para doblegar cuerpos y “almas”, para controlar y dominar cualquier atisbo de independencia que no cuadre con la norma, es decir, con sus intereses. De todo ello habla Carlos Garaicoa (La Habana, 1967) en su trabajo. La selección de obras que ha reunido Agustín Pérez Rubio, comisario de la exposición, es un recorrido por más de diez años de trabajo. Encontramos piezas ya conocidas junto a otras muy recientes donde el artista cubano, afincado en Madrid desde hace diez años, analiza con perspicacia la realidad, a veces con un objetivo macro, abarcador, y otras con una suerte de microscopio que le permite una lectura de alta precisión. Su análisis se centra en la ciudad como terreno donde se lidian comportamientos e intereses de todo orden. Urbanismo y arquitectura traducen procesos económicos, históricos y políticos, y, consecuentemente, traducen ideología en su formalización.
Las utopías de la modernidad, la relectura de sus luces y sus fracasos, se contrastan aquí con un presente en el cual el capitalismo ha mostrado su radical insaciabilidad. Garaicoa asume el papel de testigo privilegiado en un viaje entre la Cuba castrista y la España (indignada) de la crisis económica. Así, entre las obras más recientes sus “Cerámicas pornoindignadas”, 2012-14, toman como referente los viejos anuncios que sobreviven en algunos comercios de la ciudad de Madrid, publicidad sobre cerámica con eslóganes que ahora provocan cierta ternura al paseante, y que Garicoa “rehace” conservando su estética pero alterando los textos con alegatos críticos que hablan de la actualidad y del hartazgo ciudadano. La siguiente sala ofrece dos instalaciones complementarias “Saving The Safe (Bundesbank)”, 2013, y “Saving The Safe (Banco de España)”, 2014, donde en el interior de sendas cajas de seguridad se muestran las reproducciones de ambos edificios realizadas en oro de 21 kilates, como encarnación del dominio de unas supraestructuras económicas cuyo objetivo es la perpetuación a cualquier precio de sus propios intereses, y donde un guardia de seguridad custodia el espacio.
Muy cerca aparece la instalación "Retrato (Europa)", donde el escenario de la ciudad encarna la crisis desde una ironía afilada. Más adelante unas chapas metálicas reproducen las tapas de acceso al subsuelo y a las alcantarillas de la ciudad; pero estas superficies ya no ostentan sus habituales informaciones sino frases que expresan el descontento de los ciudadanos.
También la pieza “Entr’acte (après René Clair)”, 2014, con su frágil estructura que remite a la velocidad, a la inseguridad y al vértigo, traduce un retrato de nuestro presente. Al final del recorrido encontramos otras obras que adoptan igualmente el formato de maqueta, como son “Campus”, “Babel del conocimiento”, o “Edificio público como ágora griega” y cuyo discurso enlaza con “¿Es el cuerpo humano igual al cuerpo social?”, obra que formaba parte del proyecto presentado por Garaicoa en Documenta 11, el año, 2002, centrado en la relación entre el cuerpo humano y la arquitectura, y en la forma que esta es utilizada como estructura que busca disciplinar el cuerpo social.
"Orden inconcluso" muestra con eficacia la complejidad de un trabajo cuyo rigor no deja fuera la ironía como herramienta de precisión para pensar la realidad.
Esta exposición tiene su contrapunto en la que ahora se presenta en la Fundación Botín de Santander, comisariada por Vicente Todolí, con el título Orden aparente.
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