La legendaria poeta japonesa Ono no Komachi nos dejó unas impresionantes imágenes de la pasión, referidas al anhelo insomne del amado: unos pechos que compiten en ardor con el fuego y un corazón en llamas. Se trata de ese tipo de imágenes que las mujeres han debido reservarse para ellas mismas a lo largo de demasiado tiempo. Admiradora de esta antigua poeta, Paloma Navares (Burgos, 1947) ha creado un vídeo donde las llamas son protagonistas. Esta imagen ardiente y desaforada desafió a los zaragozanos que pasaban con sus coches junto a Etopia, el Centro de Arte y Tecnología, durante el tiempo en que su exposición, “El vuelo”, estuvo abierta en La Lonja, no lejos de allí. Los 16.884 leds de la pantalla gigante en que se reconvierte esta fachada emitían alternativamente éste y un segundo vídeo de Paloma Navares, que es unas de sus obras más conocidas, Sombras del sueño profundo, y que data de 1986, pero que ha ido adaptándose a muy diversos espacios y modos de visualización. Con este segundo vídeo pasaríamos del fuego a las sombras, y de un impulso expansivo a la reclusión, pues nos asomamos a una jaula por la que deambula una pantera negra, un animal que va multiplicándose, obsesiva e idéntica a sí misma. Como díptico, la reunión de ambos trabajos resultaba afortunada. Las sombras y la pasión están tan próximas como las cenizas y el fuego. El duelo entre el cuerpo de la poeta y las llamas se desarrolla en una reclusión pareja a la del felino enjaulado.
Leer más...Lluís Barba The Punishment 2020
Con la llegada del otoño se celebró Barcelona Gallery Weekend: el evento que, desde hace seis años, abre la temporada galerística barcelonesa. Una edición más que, al igual que en todos los sectores, estuvo marcada por ese invitado no deseado que es la pandemia de coronavirus.
Cabe por eso destacar de antemano la tenacidad y el esfuerzo de la organización para llevar a cabo el evento… cuando, sobre el mes de abril, en pleno confinamiento, ya se daba por perdida la edición de este año.
Algo que, en parte, sí ha ocurrido con la feria barcelonesa Swab Barcelona Art Fair ya que, siguiendo el ejemplo de Art Basel, y otras ferias, optó por trasladarse al ámbito virtual ofreciendo un despliegue muy completo en su web.
Leer más...Martin Heidegger ya sentenció que vivimos en “la época de la imagen del mundo”, es decir, su esencia viene determinada por un hecho: el mundo puede convertirse en imagen. Este dictamen permite entender la centralidad de este fenómeno en la contemporaneidad y la necesidad de estudiarlo en su especificidad, como reclaman los autores del conocido “giro pictorial”, W.J.T. Mitchell y Gottfried Boehm; una reivindicación en la base de los Estudios Visuales, que tanta fortuna han gozado en el inicio del siglo XXI.
En efecto, vivimos rodeados de imágenes, aun más, las consumimos continuamente, por lo que es evidente la necesidad de enfoques que ayuden a entender una cultura organizada en torno a lo visual y su producción de sentido como crisol de la realidad. Al respecto, uno de los más citados es siempre Walter Benjamin, quien llamó la atención sobre el carácter reproducible de las imágenes –y la desaparición del aura que conlleva–, o la intuición de Paul Valéry, quien divisó la futura transmisibilidad de las mismas hasta “conquistar la ubicuidad”. Estas dos características adquieren una dimensión total con la irrupción masiva de la imagen digital y el régimen visual que impone, ante lo que teóricos como José Luis Brea advirtieron la conveniencia de distinguir distintos tipos, a partir de la historia de los modos técnicos de darse la visualidad.
Leer más...@covidartmuseum
Del dicho al hecho…controversias teóricas
Mucho se está escribiendo desde la teoría del arte sobre los giros morfológicos y conceptuales que este sector está experimentando a raíz de la pandemia que nos azota actualmente a nivel mundial. Muchos de los discursos giran en torno a cómo el capitalismo ha recibido un duro golpe, y por ende el sistema arte. Ello ha generado que las instituciones artísticas estén repensando un modelo de negocio más funcional y adaptado a los tiempos que corren. Galerías de arte, casas de subasta, museos, y demás instituciones culturales viven actualmente un proceso de trasformación y adaptación de sus canales de difusión, a favor de la visibilización y consumo del arte, en una sociedad que, hoy más que nunca, echa mano de la tecnología para consumir eventos, conciertos, teatros y demás ofertas culturales.
Son muchos los teóricos que están repensando la cultura como concepto englobante, esa semiosfera(1) de que la que nos habla Yuri Lotman, heterogénea hoy más que nunca. Especialmente la compilación Sopa de Wuhan: pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemia, es un ejemplar que recoge textos de diferentes pensadores contemporáneos que analizan la pandemia de la que hoy todos hablan, pero que pocos comprenden. Hablamos de un ejercicio de edición en el que intervienen voces críticas como Slavoj Zizek, Jean Luc Nancy, Byung-Chul Han, Santiago López Petit, Judith Butler, Alain Badiou y David Harvey, y que nos permite tener una mirada integral de los debates en torno al COVID-19, la coyuntura en la que nos encontramos, la cual que influye y determina como vivimos la cultura hoy.
Leer más...Vista de la exposición.
Fantasía
«Cada uno conoce un Munari diferente». Con estas palabras Paolo Fossati lo presentaba en el libro Codice ovvio (Código obvio, 1971). En efecto, hoy en día palabras como “interdisciplinar” o “multidisciplinar” están en boca de todos –y en la práctica de casi ninguno–, sin embargo, este artista milanés encarna el tránsito por distintos campos profesionales como pocos. Por ello, es de esas figuras que a veces genera perplejidad, acostumbrados como estamos a percibir a cada nuevo personaje enmarcado en una categoría o campo disciplinar único.
De ahí que uno de los acercamientos más comunes a Bruno Munari sea a través de su Artista e designer (Artista y diseñador, 1971), una referencia clásica para enfatizar las diferencias entre el diseñador y el artista desde un punto de vista metodológico; aunque el tipo de artista del que se separa sea el “artista romántico”. De modo muy sintético, esa distancia –en aquel entonces– era descrita en los siguientes términos: el diseñador trabaja en grupo, no tiene estilo, resuelve problemas, inventando soluciones neutras y anónimas, y no produce obras de arte sino objetos funcionales, a través de un método específico dentro de un sistema objetivo.
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