Las obras de Rosa Brun (Madrid, 1955) que se pueden ver en la Galería Rafael Ortiz de Sevilla plantean, a través del tiempo, un diálogo no interrumpido desde la materia, el espacio y el color. Las obras de Rosa Brun se fundamentan en la ausencia absoluta de representación y en la esencialidad material del color como soporte, forma y superficie. En la exposición podemos contemplar obras como “Elemento del Natural 17” (1992), “Endanus” (2010), “Obión, Aman” (2014), “Dacrónicas” (2020) … en las que la autora recurre a la utilización de diferentes soportes y materiales como son el lienzo, el hierro, la madera, el aluminio, el cobre... De este modo, crea en el espectador sensaciones contrapuestas de peso y levedad, vacío y lleno, verticalidad y horizontalidad, invitando a indagar sobre las estructuras y nuestra propia capacidad perceptivas.
En palabras de la artista: “La materia como soporte, sus cualidades cromáticas, táctiles, su brillo, su color, lo mínimo de su apariencia, me sorprenden; me identifico con su precariedad y su inevitable relación con el equilibrio constante de los procedimientos que conforman mi obra, entre lo que aparece y lo que no está, entre lo mínimo y su desbordamiento en grandes superficies; la imprecisión ajustada de materiales, bordes, sombras, esquinas, lo lateral, los solapamientos que se entrecruzan con timbres de pinceladas sostenidas e inacabadas, para decir algo, para buscar ese último pulso a la realidad de lo que no está”.
Rosa Brun es licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y Catedrática de Pintura de la Universidad de Granada. Ha realizado exposiciones en el Palacio de los Condes de Gabia, Granada; Koldo Mitxelena Kulturunea, San Sebastián; Centro de Arte Contemporáneo, Málaga; Museo Patio Herreriano, Valladolid; CEART, Fuenlabrada, Madrid; The Patricia & Phillip Frost Art Museum Florida International University, Miami; New York Public Library, Nueva York; Museum of Contemporary Art (MACBA), Buenos Aires; Museo de Arte Contemporáneo de Moscú, MMOMA, Moscú. Su obra se ha expuesto en las ferias The Armory Show, Art Basel/Miami Beach, Art Chicago, Zona Maco México y ARCOmadrid.
Hasta: 15 de mayo de 2021
El poder de las imágenes, de los símbolos, del icono, pero también la representación política de la historia, sus manipulaciones y omisiones, son cuestiones sobre las que se ha reflexionado de forma abundante desde la propia teoría e historia del arte.
El nuevo monumento ya no es aquel que comparece sobre el pedestal en el espacio público, ya no se trata de la metopa sobre el muro, de la placa sobre la pared, del busto del político, del retrato ecuestre del militar, de la estatua del evangelizador, del homenaje al conquistador, ni de esos fálicos monolitos que se mantienen erectos en nuestras plazas. El nuevo monumento responde a iconografías más sibilinas y sutiles que son indiscriminadamente distribuidas por las redes, signos ingeniosos que nos resultan atractivos en su superficie, símbolos de apariencia amable que asimilamos casi sin darnos cuenta, sin apenas generar conflicto, pero que van institucionalizando en nuestro interior todas esas ideas tiranas e indiscriminadas que poco a poco logran sus demoledores objetivos, en ocasiones desde el ruido, otras veces desde el silencio y la ocultación.
Breaking the Monument es una selección de obras de artistas provenientes de contextos muy diferentes que, de muy diversas maneras, atacan el poder de las imágenes preestablecidas, de todas aquellas que nos manipulan y condicionan, que nos limitan, que nos reprueban, censuran y autocensuran. Un conjunto de creadoras que trabajan desde la sutileza, pero también desde el ataque frontal, desde la iconoclastia y la subversión de los símbolos, desde unas nuevas imágenes de lucha y de contrapoder, desde la omisión, la transmutación y la ironía, desde la visibilización y el conflicto, una imaginería de defensa, reacción y contraataque, que opera desde la barricada y la poesía, que funde los bronces, que convierte en escombros el mármol, que crea las nuevas imágenes de resistencia desde la emoción y la razón.
Comisariado: Santiago Olmo y Fernando Gómez de la Cuesta
Artistas: Ana Laura Aláez, Manal Al Dowayan, Ghada Amer, Zoulikha Bouabdellah, Kimsooja, Claudia Peña Salinas, Marinella Senatore, María María Acha-Kutscher
Hasta: 13 de junio de 2021
Cada determinado tiempo la práctica artística pone el énfasis en lo que parece que la sociedad más necesita, sin que se trate de una moda, sino del modo en cómo los artistas interiorizan el deseo de comunicabilidad entre lo que ellos hacen y el resto, nosotros. Así, ahora, estamos en una fase donde la naturaleza y lo sostenible tienen prevalencia. Los artistas proponen dar forma a la elocuencia de todo tipo de criaturas, o se enzarzan en investigaciones sobre materiales orgánicos que huyen de plásticos y residuos no degradables.
La propuesta de Guillermo Santomà para la nave de Intermediae y el programa Ciudad Bailar. Exagerar resulta, en este sentido, paradójica. Una gran malla contiene un manto de hormigón en forma de cubierta y una bola de luz grande y poderosa nos proporciona un poco de calor, como un nuevo sol. A primera vista, no hay mucha naturaleza en esa idea, o quizás sí. La cueva de Guillermo Santomà más que recurrir a una arquitectura lúdica o, por ejemplo, a un bosque… nos trae un material que parece más real, ese crudo con el que está destrozada nuestra costa y están hechos nuestros hoteles. Ese mismo material con el que hemos construido esas viviendas de las que hay millones, y las carreteras y las autovías. Ese cemento que muestra una sociedad al acecho de cualquier chollo.
Parece lógico que cobijarnos en esa cueva de cemento, para ponernos las cosas fáciles y crear una extensión capaz de atender a la comunidad desde ese estar de forma natural en un lugar que posee gran belleza pero que reconoces y es duro, como nosotros. Una cueva en la que se puede imaginar escuchar la música bien alta o cualquier forma de transacción que poco tiene que ver con el arte excepto por la voluntad de arte y artistas de estar ahí. Ese techo y esa luz de Guillermo Santomà solo dicen eso: quiero estar ahí, con vosotros. Entrar y salir de una cueva, parece una proposición acertada.
Toda la obra de Santomà denota un interés por la transformación sistemática de las formas de objetivar, organizar, analizar y, por tanto, de transmitir. Para ello utiliza mecanismos relativamente sencillos, alterando objetos familiares, o, como aquí, creando una redundancia entre la nave industrial pre-existente y su particular cueva industrial. Alterar un espacio o un objeto conservando rasgos definitorios que todavía nos permiten reconocerlo puede tener un efecto ergonómico mucho mayor sobre nuestros hábitos que abocarnos a lo totalmente nuevo. La cueva industrial abstracta, por así decirlo, está orientada a originar nuevos procesos rituales entre los individuos que se den cita en ella.
¿Cómo? Sin grandes estrategias, entendiendo el espacio paso a paso. Primero como un lugar en el que uno puede quedarse, un lugar en el que uno puede citarse con otros, un lugar en el que buscar cobijo, un lugar en el que ver una película y conversar, un lugar en el que reunirse para bailar.
Extracto del texto “Sí a todo” de Chus Martínez, comisaria de la exposición
Hasta: 30 de junio de 2021