David Lamelas (Buenos Aires, 1946) es una figura clave del arte conceptual y uno de los grandes protagonistas de la escena artística argentina en la década de los sesenta. Desde sus inicios, su obra se ha distinguido por una singular capacidad camaleónica para adaptarse a distintos contextos, ya fuesen artísticos, arquitectónicos, geográficos o sociales, en capitales como Londres, Bruselas, París, Milán, Los Ángeles, Nueva York o Berlín.
Como integrante del movimiento conceptual su trabajo partió del deseo de “producir formas escultóricas despojadas de volumen físico” y derivó hacia una reflexión crítica sobre los medios artísticos, en línea con la idea de un arte desmaterializado. Lo hizo, por ejemplo, a través de la incorporación del lenguaje en sus obras, en piezas tan emblemáticas como el libro de artista Publication (1970); del diálogo constante entre la fotografía y la imagen en movimiento; o mediante su original incorporación del cine y sus referentes al contexto de las artes plásticas. Otros aspectos importantes a lo largo de su trayectoria han sido la representación de la temporalidad y el espacio, la crítica institucional, la relación entre el arte y los medios de comunicación de masas, la construcción de ficciones —y sus consecuencias en la realidad— o las relaciones entre las artes visuales y la literatura.
La exposición en el CGAC es su primera retrospectiva en España, tras la dedicada a su obra fílmica por el Centro José Guerrero de Granada en 2009. En ella se mostrará la evolución de su trabajo a través de distintas etapas, desde sus inicios a principios de los sesenta en Buenos Aires hasta el presente, y se incidirá en dos cuestiones importantes: la relación de Lamelas con Galicia (sus padres emigraron desde Manzaneda y Castro Caldelas durante la Guerra Civil) y la importancia del proyecto y del dibujo en su práctica artística a lo largo de toda su carrera; bien sea como dibujos autónomos, como sucede en la serie Aleph (1986-1989), o como medio para desarrollar una idea, en el ámbito escultórico, fotográfico, fílmico o arquitectónico.
Asimismo, la exposición establecerá un diálogo virtual con la obra de otros artistas conceptuales que pasaron antes por las salas del CGAC, y que conforman una parte importante de la historia y la identidad del museo, algunos de los cuales fueron próximos a Lamelas, como Marcel Broodthaers (Cinéma, CGAC, 1997-1998) o Bas Jan Ader (In Search of the Miraculous. Treinta años después, CGAC, 2010).
El trabajo de David Lamelas se encuentra representado en la Colección CGAC por la obra de 2008 Buenos Aires no existe (incorporada a los fondos del museo en 2010) y antes estuvo presente en las principales exposiciones que configuraron la neo-vanguardia conceptual (Information, MoMA, 1970; Documenta 5, 1972; y Reconsidering the Object of Art, MoCA, Los Ángeles, 1995). Su obra ha sido mostrada de manera individual en el Kunstverein de Münich (1997), en el Museo Tamayo de la Ciudad de México (2004) y, más recientemente, en las exposiciones retrospectivas que se presentaron en el University Art Museum de Long Beach (California, Estados Unidos) en 2017, y en el MALBA de Buenos Aires en 2018. Sus trabajos forman parte de prestigiosas colecciones públicas y privadas (el MoMA de Nueva York, el MOCA de Los Ángeles, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Macba, la Fundação de Serralves, a Tate Modern, el Centre Pompidou…) y han sido incluidos en bienales como las de Venecia y São Paulo, en 1967 y 1968, respectivamente, o más recientemente en la Documenta de Kassel de 2017.
Con motivo de la exposición se editarán dos volúmenes. Por un lado, un catálogo con una colección de textos de David Lamelas (algunos inéditos) y otros encargados para la ocasión a historiadores del arte que se ocuparán de distintos aspectos en su trayectoria: la relación con Galicia, la fotografía, el cine, el dibujo… Por otro lado, se reeditará y se traducirá al gallego y al castellano una de sus obras más emblemáticas, el libro de artista Publication, de 1970.
Mariano Sinués (Zaragoza, 1935 – Pamplona, 2017) es una figura fundamental de la pintura navarra en la segunda mitad del siglo XX. De la misma generación que Isabel Baquedano, Julio Martín Caro, Jesús Lasterra o Pedro Manterola. Como otros pintores de su tiempo, se dejó penetrar por la poética del Informalismo, pero, al margen de algún temprano ensayo puramente abstracto, su vocación fue figurativa, dejando que las criaturas que ideaba su desbordante imaginación protagonizaran cuadros, dibujos y grabados. Figuras las suyas a veces grotescas, casi siempre metamórficas, que muestran algo más que la piel, algo así como una anatomía interna emocional. En los años sesenta, su obra puede ponerse en paralelo a la de artistas como Juan Barjola, el zaragozano Baqué Ximénez, o los miembros del Grupo Hondo, a quienes se catalogó bajo el epígrafe de “Nueva Figuración”.
Al margen de las modas, si algo define y hace atractivo a Sinués es su doble enraizamiento: por un lado, en un substrato primordial, partícipe de mitos y tradiciones; por otro lado, en un humor muy personal e irreverente.
José Antonio Jáuregui calificó a Sinués como pintor antropólogo y, recurrentemente, se le ha relacionado con Goya. Y esto es cierto. En ambos casos lo humano y lo arquetípico van unidos, y los temas se relacionan de modo esencial con la técnica pictórica.
Nacido en Zaragoza, pero trasladado a Navarra en su más tierna infancia, Sinués ha contribuido esencialmente al imaginario visual navarro. Y ello, tanto desde su obra más personal, como desde su importante faceta de diseñador gráfico e ilustrador.
El Museo de Navarra posee una importante colección de obras de Mariano Sinués. Entre ellas, destaca una serie de 16 dibujos titulada “Danza de la Muerte”, realizada entre 1964 y 1966, y que marca la primera madurez del autor. Se recupera y personaliza aquí un tema macabro, propio de la Baja Edad Media. Junto a esta serie extraordinaria, el museo conserva un buen conjunto de pinturas, y algunos de los mejores monotipos y grabados del autor, vinculados muchos de ellos a los mundos del Carnaval, la Fiesta o el eterno retorno de las Estaciones.
Se plantea aquí una exposición que quiere contextualizar las obras de Mariano Sinués presentes en el Museo de Navarra, pero no sólo con otras obras del mismo autor, procedentes de otras colecciones, sino también con sus fuentes iconográficas, con sus bases culturales y antropológicas.
Es por ello por lo que se ha recurrido a los fondos de Etnografía del Gobierno de Navarra, aportando objetos del folclore y la cultura popular, a la documentación de dos fotógrafos (Luis Azanza, Michael Dunev), y a unos importantes préstamos del Museo de Zaragoza, que marcan los antecedentes del Expresionismo y la iconografía de Mariano Sinués: una notable “Vanitas” del pintor barroco Antonio de Pereda, y un grabado de Francisco de Goya.
Esta quiere ser una singularidad de esta exposición, que apuesta por la lectura iconográfica y contextual de un artista contemporáneo.
No se trata de una antológica. La muestra se centra en un momento concreto (la etapa del expresionismo neofigurativo de los sesenta y comienzo de los setenta) y en unos capítulos temáticos concretos, que se asocian a esa época y a ese estilo, y los trascienden: la Danza de la Muerte, lo Macabro, junto a la venganza de los humildes frente a los poderosos, el tiempo transgresor del Carnaval y de la Fiesta, la poesía que se alberga en los ritos de paso y en las celebraciones colectivas.
Se plantean una serie de dualidades, a las que invita la propia disposición de las salas. El propio título alude a ello: “La fiesta terrible”. Por un lado, hallamos la celebración del eterno retorno de las estaciones, por otro, la muerte como inexorable destino humano. Pero otras dualidades hablan de lo colectivo, y de sus arquetipos, y de lo individual, cargado de angustia e ironía.
Siguiendo este planteamiento, una de las salas queda protagonizada por la “Danza de la Muerte”, su genial serie de 16 dibujos, fechados entre 1964 y 1966, que se muestra íntegra. Una vitrina, circundada por esta serie, presenta una serie el objetos y libros relacionados con este asunto macabro y con los ritos funerarios. Como prólogo un extraordinario conjunto de pinturas y dibujos de su época expresionista, y los antecedentes iconográficos que plantean las impresionantes obras de Pereda y Goya.
Jugando a cierta simetría, el mundo del carnaval, de lo legendario, el mundo de los ciclos festivos es el que protagoniza la otra sala, presidida por “La barraca de los comediantes”, cuadro prestado por el Parlamento de Navarra. También se habla de la brujería, en las ilustraciones que planteó Sinués para la leyenda de Yaun Bernat. Como precedente, dentro del arte navarro vinculado al carnaval, se muestra un dibujo de Francis Bartolozzi. En el centro de esta sala, una vitrina muestra partes de la indumentaria de un joaldun de Zubieta, y un zaldiko, como elementos del contexto etnográfico.
Dada la peculiar dedicación de Mariano Sinués a los sanfermines, el ámbito que recibe al visitante y conduce a las dos salas antes descritas, reúne algunas obras relacionadas con estas fiestas. Dos pinturas que tratan del encierro como mito, su popular baraja sanferminera, y su cartel para la Feria del Toro de 1984, que podrá verse junto a su original al óleo.
Junto al importantísimo conjunto de obras que aporta el propio Museo, y que son el núcleo de la exposición, han colaborado, aportando obras de Mariano Sinués, su propia familia, el coleccionista José María Muruzábal, la familia Castuera, el Parlamento de Navarra, la Casa de Misericordia y la Fundación Caja Navarra. También es del Museo de Navarra el dibujo de Francis Bartolozzi. Del Museo de Zaragoza proceden las obras de Antonio de Pereda y Goya. Las piezas etnográficas proceden de las colecciones del Gobierno de Navarra, Museo Etnológico Julio Caro Baroja, de Estella, y los libros expuestos, de la Biblioteca de Navarra y una colección particular.
Comisariado: Alejandro J. Ratia
Hasta: 16 de septiembre de 2021
El Centro de Creación Contemporánea de Andalucía presenta la exposición Tete Álvarez. Escenografías conformada por un conjunto de obras realizadas por Tete Álvarez (Cádiz, 1964) entre 2019 y 2021.
Enmarcado dentro del ámbito post-conceptual, ha centrado su investigación principalmente en el poder de comunicación y semántico de la imagen. Emerge a inicios de los años 90, y trabaja con fotografía, instalación, vídeo y net art. La muestra recorre escenarios de la política y del poder, fragmentados, descontextualizados y transformados para generar nuevos significados. Escenografías que sirven de telón de fondo de las reuniones internacionales y que se convierten con su carga simbólica en iconografías dentro de este proyecto. La obra de Tete Álvarez, refiere uno de los géneros clásicos de la pintura como es la pintura de Historia. Desde este punto de partida, los rituales de la política se convierten en el telón de fondo de un análisis formal y riguroso, partiendo de imágenes recicladas de la red. Pero también plantea preguntas como qué lugar ocupamos los ciudadanos dentro de este tablero.
Hasta: 24 de octubre de 2021
Comisariado: Álvaro Rodríguez Fominaya.