Revista digital de cultura
y arte contemporáneo

NOTICIAS: Arte

28/03/2019
Charles Ray en el Palacio de Cristal (MNCARS)

El artista estadounidense Charles Ray (Chicago, 1953) presenta en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro, la exposición Cuatro moldes. La muestra se compone de un conjunto de piezas figurativas de gran tamaño, realizadas entre 2012 y 2018, cuyos modelos, sobredimensionados, cuestionan la percepción real del espectador, a la vez que remiten a la escultura clásica grecolatina, tanto en su sentido formal como material.

Charles Ray (Chicago, 1953) es conocido fundamentalmente por sus enigmáticas esculturas, con las que cuestiona los juicios perceptivos del espectador de manera discordante e inesperada. Partiendo de objetos y referencias cotidianas y cercanas, Ray trabaja con la proporción para rebatir formas y discursos arraigados y estereotipados. En Family Romance (1993), por ejemplo, representa una familia canónica: una pareja de padres heterosexuales con sus dos hijos, un niño y una niña, todos desnudos. Al subvertir la escala de los niños hasta alcanzar la altura de los padres, provoca una percepción alterada de una normalidad idealizada.

La mayor parte de su obra consiste en esculturas e instalaciones, si bien al comienzo de su carrera artística Ray experimentó con piezas más performativas, como Plank piece I & II (1973), en la que su propio cuerpo es un elemento de la escultura.

Ray ha participado en la documenta IX de Kassel (1992) y en varias ediciones de diferentes Bienales: la 50ª y 55ª de Venecia (2003 y 2013), la 9ª de Sídney (1992), la 4ª de Lyon (1997) y cinco del Whitney Museum of American Art de Nueva York (1989, 1993, 1995, 1997 y 2010), museo donde se mostró su obra en 1998. Ha expuesto también en el Art Institute de Chicago en 2015, en el Kunstmuseum de Basilea en 2014, y en el Museum of Contemporary Art de Los Angeles en 1998, entre muchos otros museos o centros de arte. Es profesor emérito de la Universidad de California en Los Ángeles, ciudad en la que actualmente vive y trabaja. 

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26/03/2019
M.Lohrum y Marina Nuñez en el TEA

TEA Tenerife Espacio de las Artes inaugura este jueves día 28 a las 19:00 horas Re-Thinking the Trace, una exposición de M.Lohrum. Se trata de una propuesta dinámica y basada en el dibujo performativo y en el concepto site-specific en la que la artista pone de manifiesto el carácter difuso de los límites entre disciplinas en el arte contemporáneo así como la naturaleza inestable y cambiante de la creación artística, que no resulta diferente a la del contexto social del individuo contemporáneo.

El dinamismo y cambio que caracterizan esta propuesta expositiva están directamente relacionados con la mecánica del proceso creativo de la propia artista. 

Ese mismo día a las 20:00 horas, el centro inaugura también la exposición Jardín salvaje, de Marina Núñez. La muestra, comisariada por Yolanda Peralta, nos alerta de la necesidad de replantearnos a nivel simbólico nuestra relación con la naturaleza, entendiendo esta como un espacio vital para el ser humano en la línea de lo que ya, en pleno siglo XVII, defendía la naturalista, entomóloga y pintora Maria Sibylla Merian, creadora de una serie de ilustraciones en las que mostraba a animales y plantas en comunidades, relacionándose y conectados entre sí, -en una época en la que tradicionalmente las especies se representaban separadas unas de otras- reflejando una realidad: la unión de lo vegetal y lo animal, en armonía, formando parte de un todo indisoluble.

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25/03/2019
"El juego del arte" en la Fundación Juan March

La Fundación Juan Marcha acoge en Madrid El juego del arte. Pedagogías, arte y diseño, una exposición que quiere hacer patente cómo las novedosas pedagogías del siglo XIX más radicalmente basadas en el juego y en la experiencia del "dibujo para todos", inspiradas por el Emilio (1762) de Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) y cuyo destilado más conocido quizá sea el sistema del Kindergarten de Friedrich Froebel (1782-1852), han sido un germen tan eficiente como desatendido del gran cambio introducido en la tradición por el arte moderno, junto con la emulación de la tradición artística (o la ruptura con ella), el conocimiento de otras culturas y épocas o la influencia de la literatura y las corrientes intelectuales del momento. La muestra quiere, pues, hacer visible que la génesis del arte moderno también se encuentra en la infancia de sus protagonistas y en la educación que recibieron. 

En las últimas décadas, la relación entre el arte del siglo XX y el juego, la educación, la infancia o lo primitivo ha sido objeto de no pocas exposiciones: algunas se han dedicado a los juguetes populares; otras a los juegos y juguetes diseñados por las vanguardias o por artistas, arquitectos y diseñadores contemporáneos; y otras al dibujo o la literatura infantiles, a los libros de artista o a aquellos ilustrados para niños.

Sin embargo, las investigaciones que han rastreado la influencia que han tenido los nuevos modelos pedagógicos aparecidos en el siglo XIX dedicados tanto a la educación del niño como a la enseñanza del dibujo, base de la práctica artística en las vanguardias (y, por tanto, también en el arte, la arquitectura y el diseño de todo el siglo XX, herederos de aquellas), no se han plasmado en una exposición. Una muestra como esa implicaría, como es natural, mostrar los más variados juegos educativos y materiales didácticos y, junto a ellos, las obras de arte, en un único espacio visual eficaz.

Con préstamos procedentes de colecciones e instituciones públicas y privadas nacionales e internacionales, la exposición confronta una amplia selección de manuales y métodos de dibujo, de materiales, recursos y juegos educativos procedentes de la colección de Juan Bordes, comisario invitado de la muestra, con obras de los principales artistas, arquitectos y diseñadores del siglo XX. En El juego del arte. Pedagogías, arte y diseño, que cuenta también con Norman Brosterman y Juliet Kinchin en su equipo curatorial, los juegos educativos se alinean con las obras de arte y el diseño del siglo XX atendiendo no solo a sus similitudes formales –que son evidentes–, sino también a los casos históricamente documentados de tantos artistas efectivamente educados en las nuevas pedagogías. Ambos se presentan como ejemplos de una atmósfera común a la educación y al arte. Si se empieza educando a los niños como artistas que deben aprender jugando, no es extraño que ya adultos se entiendan a sí mismos y se comporten como verdaderos profesionales de la infancia, que dedican el serio juego de sus vidas a ese otro juego, elemental y elevado, divertido y reflexivo a la vez, que describe las mejores versiones de las artes de nuestro tiempo.

Foto: Hermann Finsterlin, Zweifelswagen [Coche dubitativo], c. 1928. Staatsgalerie Stuttgart. Donación de Erben Finsterlin. © bpk / Staatsgalerie Stuttgart

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