Ivorypress presenta la primera exposición individual del artista cubano Dagoberto Rodríguez, Tus manos están bien.
La muestra, abierta al público hasta el 26 de octubre, comprende una serie de trabajos que versan sobre el valor de la palabra escrita y su importancia narrativa y lírica, adentrándose en la exploración del lenguaje y la retórica mediante tres fenómenos político-culturales aparentemente inconexos.
Un video difundido por combatientes de la guerra de Siria a través de Twitter mostraba un acto de fe sobrecogedor y extremo. El diálogo, mantenido entre dos operadores de misiles, recoge el momento en que uno de ellos acaba de perder sus dos manos. Su estructura salmódica nos recuerda a un verso coránico. El artista plasma este instante en un mosaico mural realizado artesanalmente mediante la técnica de la azulejaría árabe, estableciendo así un sutil contraste entre la velocidad y volatilidad de la escritura que se difunde en plataformas digitales y la técnica tradicional de plasmar los mensajes en piedra para hacerlos perdurar.
En la historia y sensibilidad de Cuba el lenguaje ha sido de suma importancia. En la serie Emblemas, el artista combina las insignias de coches norteamericanos de los años 40 y 50, símbolo del progreso capitalista, con consignas y lemas populares difundidos ampliamente durante la revolución cubana. Rodríguez sintetiza así la paradoja de que estos vehículos, representativos del desarrollo capitalista de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, hayan permanecido en pleno uso en Cuba a lo largo de sesenta años de comunismo.
En la serie Oraciones, el artista plantea la descontextualización de letras de canciones y su reubicación en un marco totalmente distinto a su lugar de origen: inscritas en paneles de granito, a modo de memoriales. La lectura atenta de estas frases aisladas —grabadas en tipografía Optima como guiño al Monumento a los Veteranos de Vietnam en Washington— nos descubre facetas insospechadas. Es significativo el hecho de que, extraídos de su contexto original, muchos de los versos de reguetón muestren escasa diferencia con el discurso político e incluso el religioso. Por otra parte, en muchas ocasiones subyacen en ellos aspectos existencialistas que acusan la fragilidad de las subjetividades marginales y la búsqueda humana por la trascendencia.
Esta exposición reúne una selección de obras que trabajan con diversas texturas y requiebros del lenguaje, aglutinando diferentes formas históricas de escritura. Se constituye así una exposición-libro o, para ser más precisos, exposición-tabla (estableciendo, nuevamente, un vínculo con las tabletas digitales contemporáneas). En medio de las modas y la hiperaceleración de las comunicaciones, asoman aspectos comunes a la condición humana en su permanente búsqueda de espiritualidad, poder y poesía.
El Instante expondrá las obras de origami de Jun Mitani, informático y artista de origami. Sobre las mesas de El Instante se colocarán elegantes y modernos juegos de vajilla con platos y vasos de papel. Junto a ellos, decenas de formas geométricas calculadas matemáticamente, muchas de ellas con pliegues curvados y un hermoso y suave sombreado de superficies. Las obras se basan en el color blanco para destacar la belleza de la forma generada por el papel plegado. El Dr. Mitani ha diseñado su trabajo de origami a partir de un software original creado por él mismo que le permite crear obras únicas al añadir curvas aleatorias a las calculadas matemáticamente. La mayoría de estas obras, frágiles pero funcionales, fueron diseñados en la última década. Para esta exposición el maestro japonés producirá los origamis in situ. Además de estas obras frescas y llamativas, se mostrarán los dibujos y maquetas usados en su proceso de elaboración. En la inauguración participará el gastrónomo Miguel de Torres que elaborará fermentaciones, sumando al plegado del papel, el proceso de determinados ingredientes usados en cocina sometidos a procesos químicos. Las fermentaciones se presentarán en origamis especialmente creados para la ocasión en papel resistente al agua.
El Dr. Jun Mitani es profesor de Informática y Sistemas en la Universidad de Tsukuba (Japón). Su cuerpo de investigación se centra en la infografía, en particular en las técnicas de modelado geométrico y su aplicación al diseño de origami. Sus obras de arte de origami son formas tridimensionales con superficies lisas y curvas. Ha publicado varios libros y colaborado en diseño (con Issey Miyake) o cine (Godzilla, 2016) y es invitado regularmente para realizar talleres y exposiciones en Alemania, Suiza, Italia, Israel entre otros países. Además de otros premios, ha sido nombrado Enviado Cultural de Japón por la Agencia de Asuntos Culturales en 2019.
Fechas: Del 18 de septiembre al 5 de octubre de 2019
La galería Fernández-Braso presenta una exposición dedicada a dos artistas vinculados a su galería y a quienes les une "su compromiso radical con la geometría y la luz, la voluntad constructiva y el sentimiento poético, el equilibrio entre la estructura y el lirismo y, sobre todo, la elección de la línea, el ritmo vibrante y la serenidad evocadora de eternidad e infinitud", en palabras de Rocío de la Villa, historiadora, comisaria y crítica de arte, y autora de uno de los textos del catálogo editado con motivo de la exposición.
Las obras de Eusebio Sempere seleccionadas para esta exposición −unas inéditas, otras sin exponerse tiempo al público−, son gouaches sobre papel y sobre tabla, fechados entre 1954 y 1979 y buenos ejemplos de la calidad y diversidad de lenguajes e intereses que exploró el artista, de los más analíticos a los más poéticos y espirituales. La espiritualidad y el lirismo que provoca la obra de Sempere, incrementados con el paso del tiempo, es parte de lo que Soledad Sevilla −quien presentó, en 2015, en la galería Fernández-Braso, la exposición Nuevas lejanías− sigue reivindicando del artista alicantino y es la fuerza que nos ha movido a organizar esta exposición entre dos artistas que se conocieron y admiraron a pesar de la diferencia generacional, conceptual y estética que se aprecia al contemplar la obra de ambos artistas. Soledad Sevilla recuerda aquellos años de finales de 1960 y principios de los 70 en el que compartieron ideales (Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid) junto a otros artistas como Alexanco, Elena Asins, Gerardo Delgado, Eduardo Sanz o Yturralde. Soledad
Sevilla ha seleccionado personalmente sus obras para esta exposición. Abarcan todo su periodo geométrico, de 1969 a 1984, y su importancia no sólo reside en las propias obras −ejemplos de una nueva forma de estudiar, analizar y experimentar el espacio y las estructuras geométricas− también porque conforman casi el único material que sobrevivió a un incendio en el estudio de la propia artista y que acabó con la mayoría de las obras sobre tela de esa época. Los tipos de soporte utilizados por Soledad Sevilla en esos años (papel, papel vegetal, reprográfico, cuadriculado) y los diferentes medios aplicados (lápiz, tinta, trama, reprogafía, cera) delatan la condición experimental y procesual de unas obras que evolucionarán desde una medida, aséptica, pura, formalista, analítica, esencial y directa geometría a una abstracción más contenida, emocional y lírica.
Fechas: Hasta el 8 de noviembre de 2019