La frescura de una buena parte de la producción artística del mundo árabe se manifiesta hoy en día a través del juego y la interpretación de iconos de la cultura popular por parte de muchos jóvenes creadores. La muestra de Casa Àrabe Arte Pop, comisariada por Najlaa El Ageli (Libia) y Toufik Douib (Argelia) da cuenta de las enormes dosis de ingenio, humor, sátira y versatilidad que caracterizan el arte emergente que podemos encontrar en las redes sociales, en publicaciones digitales y en manifestaciones culturales en países como Túnez, Argelia, Libia, Sudán, Marruecos, Egipto o Mauritania, a pesar de los contextos difíciles o inestables que estas sociedades puedan enfrentan en la actualidad.
Uno de los temas recurrentes de esta exposición es la reflexión desprejuiciada sobre las propias sociedades, sus conflictos y tabúes, que convierten a los artistas en comentaristas públicos de la realidad más inmediata. Pero del mismo modo, las referencias constantes y celebratorias, en un mundo de consumo globalizado, a símbolos e iconos de la cultura popular y de la tradición, algunos nacionales, otros compartidos en una suerte de panarabismo del siglo XXI, caracterizan una cierta manera de entender la identidad norteafricana. Esta reinterpretación implica también una interacción crítica con algunos productos occidentales, celebrando la manera particular de reapropiación en el norte de África o, por usar el término atribuido por los comisarios de la muestra, su “magrebización”.
Se trata, en suma, de prácticas artísticas que exploran sobre distintos modos de resolver la supuesta contradicción entre la tradición y la modernidad, siguiendo muchas de las reflexiones planteadas por los pioneros del pop art occidental. La exposición incluye obras realizadas en soportes diversos tales como fotomontaje, collage, pintura, video, instalación o creación sonora.
La exposición cuenta con obras de los siguientes artistas: Alla Budabbus, Rasha Amin, Dhafer Ben Khalifa, El-3OU, Malak El-Ghuel, Sarah Basma Harnafi, Ilyes Messaoudi, El-Moustach, Qarm Qart, Ahmed El-Shaer, Amy Sow, Ghita Benlamlih, Abdulrahman Al-Nazeer, Combo, Skanderous, Rayan Nasir, The Yellow Man, Amado Alfadni, Dar Al Naim.
Fecha: Hasta el 1 de diciembre de 2019
Esta muestra colectiva, en la Casa Encendida, se centra en un arte que hace grande lo más pequeño, sin establecer categorías grandilocuentes para poner énfasis en elementos que forman parte de la estética de nuestro día a día. Asume los diferentes ritmos y el ametrallamiento de imágenes de nuestra contemporaneidad desde la política de la alegría y el propio discurrir de la existencia.
Tender unas sábanas al sol; escribir una receta de cocina; peinarse en un salón de belleza; escribir anotaciones en un diario o recibir masajes en nuestro cuerpo son algunas de las actividades que realizamos habitualmente en nuestra gesta diaria. Algunas de ellas se convierten en placeres sencillos, que diría Janes Bowles, y que satisfacen nuestra vida, y adornan de una gran dosis de estética lo más primario. Dignificando así lo infraordinario que de tan común parece insignificante.
Encontrar lo extraordinario en una repisa de la cocina, tener una revelación en el cuarto de baño o sentir alegría al oler el pan recién hecho en una tahona son hechos que encuentran en el hacer diario lo diferente porque ninguna acción por reiterativa que sea es la misma, varia el orden de tiempo y la propia experiencia y contexto al realizarla. Se trata de hallar en la grandeza de lo cotidiano la verdadera revolución y convertir el acto diario en arte y el arte en uso diario como el hecho alegre, como una mecánica popular de los sentidos.
La muestra, comisariada por Tania Pardo, reúne a una serie de artistas que comparten, transversalmente, algunas temáticas como es el gusto por lo cotidiano plasmado en sus prácticas artísticas, ya bien en las temáticas tratadas o en el uso de la materia. Los objetos que nos rodean y, más allá de ellos, el material convertido en uso diario. Se trata de detener nuestra mirada en los acontecimientos más rutinarios a través de las propuestas de estos artistas. El mundo que los envuelve o sus propias historias les sirven para conformar un cuerpo plástico en defensa de lo nimio y lo cotidiano. Una mirada que cuestiona, en alusión a Georges Perec el “cómo hablar de esas ‘cosas comunes’, más bien cómo acorralarlas, cómo hacerlas salir, arrancarlas del caparazón al que permanecen pegadas, cómo darles sentido, un idioma; que hablen por fin de lo que existe, de lo que somos”.
Artistas: Pilar Albarracín, Elena Blasco, Sol Calero, Esther Gatón, Daiga Grantina, Camille Henrot, Dorothy Iannone, Engel Leonardo, Jonathan Monk, Niki de Saint Phalle, Mika Rottemberg, Samara Scott y Teresa Solar Abboud.
Fecha: Hasta el 5 de enero de 2020
El fotógrafo Chema Conesa comisaría una muestra sobre la actividad de uno de los más célebres directores de cine españoles, Carlos Saura, con la cámara: “un artilugio que le permite construir imágenes en forma de diario íntimo de toda su actividad afectiva y creadora”.
A modo de hombre del Renacimiento, Carlos Saura ha practicado toda su actividad artística en un mismo plano, sin separar nunca unas facetas de otras. Su mundo creativo comprende diversas disciplinas que, si bien se concentran en el cine como aglutinador de relatos construidos por imágenes y sonido, nunca ha dejado de ejercer con total fruición y dedicación.
A la imagen en movimiento accedió desde la fotografía, desde el análisis de formas con que esta disciplina se enfrentó a la modernidad gráfica en busca de estilo y sintaxis propia, y ya en sus comienzos destacó junto a los mejores. Fue en los años cuarenta del pasado siglo, cuando una cámara fotográfica le permitió explorar su mundo, el familiar y el paisaje mesetario de su Cuenca de referencia. Desde entonces, no se ha separado de un artilugio que le permite construir imágenes en forma de diario íntimo de toda su actividad afectiva y creadora. Nacido en una familia de múltiples lazos con la pintura y la música, Carlos se asemeja en su quehacer cotidiano a una esponja incansable y feliz, aglutinadora de técnicas múltiples.
En torno a su primera pasión, la fotografía, Carlos Saura ha construido un universo ecléctico en el que caben todas sus vivencias, desde el relato de pobreza y frío de la España autárquica a su pasión final por las fotografías coloreadas e intervenidas por su mano; de las imágenes constructoras de escenografías, ensayos y análisis estéticos de su filmografía, a todo lo que ha poblado sus afectos, su vida más íntima, su familia. Es tal la variedad de caminos explorados que debemos rendirnos ante lo inclasificable de su obra fotográfica y, al mismo tiempo, reconocer que cualquier cliché le haría un traje demasiado estrecho a este creador. Su producción funciona más bien como un diario personal que jalona los acontecimientos de su vida sin distinción, ya sean afectivos o profesionales. Es como si este artista confiara a la imagen toda su capacidad expresiva para cualquier uso, para cualquier técnica o formato, para cualquier forma de comunicación humana.
Para desarrollar un discurso gráficamente coherente con la variedad de su producción, esta exposición traza un recorrido paralelo a su vida, que pretende simultanear pasiones y realidades bajo la guía de su propia mirada.
Fechas: Hasta el 12 de enero de 2020