La artista valenciana ha sido galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2013 “por su trayectoria profesional, por el carácter híbrido de su creación, su búsqueda constante de diversos medios de expresión, y el variado uso de materiales y técnicas. Por su investigación sobre el papel de la imagen en la construcción de la identidad subjetiva e histórica, así como por su reflexión sobre la memoria que impregna los objetos que conforman su obra.”
Carmen Calvo (Valencia, 1950) estudió publicidad con anterioridad a ingresar en la Escuela de Artes y Oficios y en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos, ambas en Valencia. Tras desarrollar su carrera artística en Madrid y en París, vuelve a su Valencia natal donde desarrolla toda su actividad artística y creativa desde 1992.
Calvo es una de las artistas españolas conceptuales más representativas del panorama artístico actual, siendo creadora de un lenguaje muy personal a través del cual, pretende denunciar la violencia de la sociedad, volviendo su mirada hacia la cultura popular y las raíces ancestrales como respuesta a los desafíos de la globalización.
La obra de Carmen Calvo constituye un claro exponente de la renovación cultural española de las últimas décadas. Cuenta con una formación clásica que deja entrever incluso en sus obras y composiciones más vanguardistas.
De su personalidad creadora se ha afirmado que cuenta con unas raíces estilísticas y conceptuales que evocan algunas propuestas artísticas como la abstracción informalista, el arte povera y ciertas influencias del pop-art.
La originalidad y calidad de su trabajo fueron reconocidas rápidamente por lo que, en 1997, fue elegida para representar a España en la Bienal de Venecia, hecho que sirvió para impulsar su carrera artística internacionalmente.
En el 2003 el Museo Reina Sofía, en el Palacio de Velázquez, le dedicó una exposición sobre su obra.
Con motivo del 400 aniversario de la muerte de El Greco, el Museo Thyssen-Bornemisza presenta el próximo viernes 10 de enero la exposición El Greco. De Italia a Toledo, en la que se muestran los resultados de los estudios técnicos realizados por el Área de Restauración sobre las cuatro obras del artista pertenecientes a la colección: La Anunciación, c. 1576; Cristo abrazando la cruz, c. 1587-1596; La Anunciación, c. 1596-1600 y La Inmaculada Concepción, c. 1608-1614.
La posibilidad de estudiar estas pinturas, correspondientes a diferentes momentos de su producción artística, y realizadas en diferentes ámbitos, supone una ocasión excelente para profundizar en la evolución técnica y conceptual del pintor en dos etapas de su vida, bien diferenciadas, entre las que median aproximadamente dos décadas. La exposición permanecerá abierta hasta el día 2 de marzo de 2014 y el acceso es gratuito.
LABoral presenta a partir del 10 de enero y bajo el comisariado de Alfredo Aracil, Universo vídeo. Geo-políticas, una selección de piezas del Archivo de Artistas Asturianos.
Para Friedrich Ratzel, uno de los responsables de la implantación académica del término “geopolítica” a principios del siglo XX, padre también de la teoría de belicista conocida como Lebensraum o espacio vital, “los Estados tienen muchas de las características de los organismos vivientes”. Así, “un estado tiene que crecer, extender o morirse dentro de fronteras vivientes que, por tanto, son dinámicas, y están sujetas al cambio”, al igual que un cuerpo humano. Una afirmación no tan lejana como puede parecer del proverbio griego “El hombre es la medida de todas las cosas”, que impulsó la exploración y conquista europea del mundo durante el humanismo: un problema de escala y de baremo que los estados modernos resolvieron por medio del gobierno de la vida y la muerte, la batalla política por el control y la organización productiva de los sujetos.
Entre la presencia de cuerpos y su ausencia premeditada se disponen los vídeos que conforman esta exposición. Las ocho piezas cuestionan la objetividad de la idea de escala por medio de distintas estrategias de representación de paisajes, espacios urbanos, objetos y formas que esbozan el cosmos. Se trata, tal y como propuso Marcel Duchamp, de otorgar a los objetos y a las formas que nos rodean otra vida, una subjetividad propia, esto es, un valor más allá de su finalidad y de su uso corriente, un valor que trasciende al “hombre como medida de todas las cosas”.