La Fundación Juan March de Palma presenta una exposición que pone el foco conjuntamente sobre dos aspectos del trabajo de Kurt Schwitters (1887-1948), una de las figuras más relevantes de la vanguardia europea del pasado siglo: sus collages –el procedimiento en el que fuera, junto con Picasso, Jean Arp, Laszlo Moholy-Nagy o Hannah Höch, todo un maestro– y su diseño gráfico, quizá menos conocido.
El objetivo de la muestra es presentar algunos de los célebres collages de Schwitters de las décadas de los veinte a los cuarenta junto con su labor en el campo del diseño gráfico comercial y la tipografía, con ejemplos tan diversos entre sí como libros, carteles, folletos publicitarios, revistas, anuncios para prensa, papel timbrado o modelos para impresos bancarios, comerciales o postales.
La actividad profesional del Schwitters diseñador no fue en absoluto ajena a la del Schwitters artista y poeta. La exposición Kurt Schwitters: Vanguardia y publicidad quiere mostrar visualmente el trabajo artístico y tipográfico de Schwitters como un todo comprensible, regido por una peculiar lógica interna: el collage permitió a Schwitters restablecer y recomponer un orden –el orden del arte y la poesía– para aquellas cosas del mundo y la vida ordinaria –entradas de teatro, envoltorios usados y rotos, papeles de periódico, trozos de tela, alambres, clavos, pero también textos, palabras inconexas, expresiones, poemas, frases y sílabas– a las que el paso del tiempo y el propio uso habían despojado de su sentido y su función primigenios. En ocasiones, precisamente el que les había sido otorgado por el diseño de sus formas en función de un uso y una utilidad. El ensamblaje de esos fragmentos y piezas los dota del nuevo sentido que les da la creación artística, una actividad, para Schwitters, inseparable de cierta tensión y sufrimiento. Además, la sensibilidad poética de Schwitters, tan presente en sus collages, aparece también en su trabajo como diseñador publicitario, en el que con frecuencia aplicó un ingenio poco común para crear frases y slogans muy eficaces, algunos de los cuales acabarían haciéndose muy populares.
La selección incluye diez collages realizados entre 1922 y 1947 y casi un centenar de impresos, procedentes de colecciones privadas españolas e internacionales, presentando a través de todos ellos la obra de Schwitters como un cuerpo artístico tan pleno de contraste como de sentido.
Durante los meses de julio y agosto, la galería Fernando Pradilla expone una selección de obras recientes de seis jóvenes artistas iberoamericanos. Bajo el título “Convergencias divergentes” se reúnen los trabajos de Ignacio Bautista (Madrid, 1982), Alejandro Bombín (Madrid, 1985), Starsky Brines (Caracas, 1977), Sebastián Camacho (Bogotá, 1982), Juan Carlos Martínez (Campanario, 1978) y Diego Vallejo (Salamanca, 1986).
Diversidad temática, técnica y de soportes, caracteriza la selección de obras realizada para esta muestra, cuyos autores reflexionan sobre las fronteras del arte, hibridan géneros artísticos, y acreditan su permanente actitud de experimentación plástica. Pintura, dibujo, collages, fotografía o técnicas mixtas, son empleadas aquí para proponer discursos distintos pero que se aproximan entre sí por estar todos encaminados a romper con las percepciones lineales y estandarizadas de la obra de arte.
En la obra de Ignacio Bautista predomina la manipulación, la alteración y la recomposición de imágenes y materiales. El artista parte del enorme universo icónico de los medios de comunicación, de sus noticias e informaciones sobre una actualidad que caduca velozmente, para extraer/recomponer nuevas lecturas de esa realidad.
Para Alejandro Bombín la utilización de las nuevas tecnologías es de crucial importancia en la concepción de su obra. Su proceso creativo parte de una imagen del entorno digital, escaneada y fragmentada en franjas horizontales, que luego se unifican en el lienzo como una imagen global, proponiendo una sutil reflexión sobre los conceptos de veracidad, realidad, subjetividad en la obra artística.
Starsky Brines aporta un universo de seres híbridos y extraños para indagar en los resortes que movilizan al individuo, para abordar el tema de la violencia e inseguridad ciudadana de su país, la precariedad y desilusión de una sociedad abrumada y ya indiferente por la triste cotidianidad de sucesos violentos que habitan las páginas de los diarios nacionales.
Los trabajos de Sebastián Camacho plantean la confluencia de disciplinas plásticas tan habituales de las actuales prácticas artísticas. Utilizando soportes y técnicas novedosas, propone una manera distinta de dibujar a partir del calado en las páginas en blanco de agendas o cuadernos.
El punto de captura de la imagen fotografiada determina la concepción discursiva de la obra de Juan Carlos Martínez, un artista que se detiene en descomponer los límites de lo público y de lo privado, proponiendo una reflexión sobre el deseo, lo sexual, la intimidad.
Diego Vallejo enmarca sus obras dentro de los géneros clásicos de la pintura, haciendo visible la necesidad de revisitar los lugares del pasado y de -como apunta el propio artista- “recorrer los caminos sobre los pasos que ya han sido dados”. Prevalece en sus obras la plasmación de esa atmósfera imprecisa que envuelve seres y formas, el uso de la pincelada barrida que sugiere más que explicita, y de esa gama tonal armónica y predominantemente fría, que caracteriza su pintura.
Las Cigarreras acoge Paisaje condicionado de Jordi Forniés, una exposición donde el artista presenta una serie de 32 pinturas creadas utilizando diferentes técnicas y materiales para producir texturas complejas y dinámicas de forma y color.
Paisajes orgánicos que a la vez representan un único escenario en su conjunto, un paisaje condicionado por el artista durante la creación y a través de la interpretación del espectador.
En la configuración de sus pinturas, Jordi Forniés se inspira en lo que observa en la naturaleza y en los cambios que en ella se producen. El dinamismo y la variabilidad que afecta al resultado final parece no ser totalmente previsible. En esos escenarios hay elementos permanentes que no se ven afectados por los pequeños cambios y otros que transforman completamente la percepción y lectura de sus cuadros.
El trabajo que se presenta en esta exposición ha sido creado bajo el compromiso de forzar los
límites de las interacciones entre los materiales con esos cambios, tratando de capturar las
reacciones y la energía de esas estampas imaginarias para crear paisajes condicionados.
En este proyecto, el pintor tiene como objetivo ir más allá de las limitaciones del lienzo y de los
materiales convencionales de pintura para retratar, como en la vida, las reacciones y las
interacciones entre elementos naturales seleccionados. Los resultados son dinámicos, combinables y representan una constante evolución.