Miguel Aguirre (Lima, 1973) presenta en la galería Pilar Serra Blancas juegan y ganan, título tomado de la frase que suele emplearse en la descripción y análisis de determinadas partidas de ajedrez que podemos leer en las revistas especializadas. Cada una de las pinturas presentadas tiene como título diversas combinaciones de signos ortográficos que los analistas de ajedrez emplean para calificar determinadas jugadas y presenta los retratos de conocidos líderes políticos y lo que podría considerarse sus antítesis: héroes y antihéroes, en ambos sentidos.
Lo mismo que en una partida de ajedrez, en la que el jugador debe desarrollar una estrategia cuyas consecuencias pueden influir en el futuro de una partida durante muchas jugadas, los políticos dominan las relaciones de poder, esa parafernalia en la que un “hilo invisible” interrelaciona a los gobernantes y, como los jugadores sobre el tablero de juego, establecen una serie de tácticas y estrategias de forma que los movimientos de uno obligan a la reacción del otro.
Los personajes retratados por Miguel Aguirre son: el matrimonio Obama visitando al Papa Benedicto XVI; Putin; Edward Snowden, ex miembro de la CIA; Liu Xiaobo, escritor y disidente chino; Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina; Margaret Thatcher y Ronald Reagan; Kim Jong Il y miembros de su cúpula. Y una obra, que no es retrato individual, representa un grupo de manifestantes ucranios pro-europeos en una barricada en febrero de este año. De los personajes retratados no sólo importa su fisonomía sino también la gestualidad de sus cuerpos. Sus manos, por ejemplo, resultan muy significativas y para ello ayuda mucho un uso poco ortodoxo de las piezas múltiples ya que los cuadros no tienen las convencionales medidas habituales sino que se presentan en piezas que, en cierto modo, podrían emular a las del popular videojuego Tetris.
La Galería Elvira González inaugura su segunda exposición del artista italiano Fausto Melotti. La exposición recoge catorce esculturas, ocho bajorrelieves en yeso y arcilla, cinco cerámicas y siete dibujos sobre cartulina y papel.
Melotti “creó un mundo de sugerencias y evocaciones en sus esculturas, cerámicas, pinturas y dibujos”, tal y como afirma el crítico e historiador del arte Valeriano Bozal en el catálogo que se editará con motivo de la exposición.
Una de las características principales de la obra de este artista italiano es la ligereza y la búsqueda de una narrativa con un lenguaje propio, liviano, alegre y sugerente. Melotti “forma parte del grupo de artistas contemporáneos reacios al énfasis que hacen de la fragilidad uno de sus ejes fundamentales”, señala Bozal. “Elementos materiales mínimos, en estructuras elementales, destacando sus posibilidades de flexibilidad, verticalidad y horizontalidad”
Junto a esa finura, la experimentación es otro de sus recursos característicos. Melotti trabajó la cerámica desde sus inicios y nunca abandonó esta actividad. “La experimentación con materiales nuevos es una de sus constantes” afirma Bozal. Esa variedad se constata en la selección de piezas que se expondrá en la Galería Elvira González, entre las que se encuentra La danza della sposa (1979) con ligeras figuras elaboradas en latón o la escultura de hierro Arte del contrappunto plastico n. 1 (1969), así como una serie de bajorrelieves realizados en arcilla o en técnica mixta sobre yeso.
La muestra, que podrá visitarse hasta el 3 de enero, también incluye obras como Il balletto (1964) y Da Shakespeare (1977) que reflejan el interés de Melotti por las artes escénicas. “Son numerosas las obras que en la trayectoria del artista tienen al teatro como protagonista”, recuerda Bozal y, de hecho, el propio artista escribió en uno de sus poemas: “tutto un grande teatro” (Todo es un gran teatro). La música, la arqueología y la mitología griega fueron también claves y motivo de inspiración para el escultor italiano.
Ángela de la Cruz (La Coruña, 1965) presenta su segunda exposición individual, Traspaso, en la Galería Helga de Alvear. De la Cruz es concisa en recursos. Ella usa el lenguaje del minimalismo, se centra en los monocromos. En Traspaso predomina el azul.
La artista, desvincula con destreza la pared del lienzo, de manera que los muros de la galería sirven de punto de apoyo a las obras, y el suelo, se convierte en la base de lo que podría haber sido una pintura y que se nos presenta como escultura. De no ser por el cuidadísimo acabado de cada una de las obras, la perfección con la que se doblan y el orden que las compone, pensaríamos que son obras imperfectas, desechadas y algo torturadas.
Los Nothing consisten en lienzos que se reducen a su mínima expresión, dando lugar a pequeñas esferas a punto de desplegarse. La serie Roll, surge a partir de lienzos enrollados que descansan sobre la pared, y la obra de mayores dimensiones Drop, está marcada por las huellas de la silla de ruedas de la artista. Cuando Ángela de la Cruz decide colgar sus obras, éstas, descontentas con su función, parece que intentan desvincularse del marco de madera que las limita.
Además de lienzos con voluntad de esculturas, Ángela de la Cruz presenta un conjunto de obras que titula Throw. Son esculturas con voluntad de pinturas. En definitiva esqueomorfos monocromos en aluminio de lo que sería una caja de cartón doblada. En esta serie, existe el juego del trompe l´oeil, y lo que en apariencia es blando, realmente es duro. En su juego de inversos, la artista cuelga en la pared, esta vez sí, lo que en realidad estamos habituados a ver en el suelo, que son las cajas de cartón.
Inauguración: 6 de noviembre a las 20h