El punk fue una ruptura radical con las convenciones y con la institucionalización en la que estaba ya cayendo el pop a mediados de la década de los 70. Pero en absoluto se trata de un fenómeno puntual restringido a un momento histórico, este movimiento ha cambiado la cultura contemporánea, desde la música al diseño o la literatura, al tiempo que su influencia y efectos forman un eje esencial para poder entenderla. Su estética se basa en la búsqueda del efecto inmediato y la idea de «hazlo tú mismo». Para expresarse no es necesario ser un experto ni tener títulos académicos ni ser un virtuoso técnico. Todo el mundo puede hacer música, escribir, hacer fotos, diseñar o editar un fanzine. Como dice Bob Savage, «El punk es el sonido de la gente descubriendo su propio poder».
El CA2M propone, del 7 de abril al 5 de mayo, el taller La muerte del Pop, donde se diseñará de manera colectiva un fanzine/publicación punk. Se experimentará con la escritura, la fotografía, el dibujo, el collage, el diseño gráfico y editorial, la tipografía y la narración. La publicación que resulte será un experimento narrativo abierto, colectivo y transversal, en el que los participantes desarrollarán sus propias ideas y reflexiones. El objetivo central es conseguir ser capaces de experimentar y tomar riesgos divirtiéndonos.
Dirigido a cualquier persona interesada en desarrollar herramientas y dinámicas de trabajo propias
Inscripción gratuita del 2 al 30 de marzo mediante formulario con carta de motivación
La Sala Amadís del Instituto de la Juventud presenta El Barco de Teseo, la segunda de las exposiciones programadas tras su reapertura el pasado mes de octubre. Comisariada por Nerea Ubieto es una exposición colectiva que ha recibido las "Ayudas Injuve para la Creación 2014" para exhibir en este espacio privilegiado del arte joven emergente. Se compone de la obra de 15 artistas que abordan el complejo tema de la identidad personal en el sujeto contemporáneo: María Platero, Edurne Herrán, Nacho Martín Silva, María Revuelta, Rosana Antolí, Inma Herrera, Juan Zamora, Zigor Barayazarra, Antonio Fernández Alvira, Sonia Navarro, Pachi Santiago, Dalila Virgolini, Javier Chozas, Solimán López y Olalla Gómez.
La antigua paradoja de Teseo, estímulo de sorprendentes cuestionamientos sobre la naturaleza de los objetos, es el punto de arranque metafórico de esta exposición que invita al espectador a reflexionar sobre la condición múltiple del ser humano: la cuestión identitaria, el sujeto contemporáneo y la huella digital.
El proyecto es una especulación caleidoscópica sobre la construcción fragmentaria del individuo a través de diferentes vías y elementos que intervienen y condicionan este proceso: el recuerdo, la proyección, el objeto y, sobretodo, la imagen, tanto preexistente como construida, poniendo especial énfasis en la digital. El discurso se articula en torno a tres problemáticas interrelacionadas entre sí y vinculadas a la paradoja de Teseo: la primera, Piezas de un mismo barco, alude directamente a las capas por las que está compuesto el sujeto y su densidad semiótica; la segunda, El barco original, hace referencia a la tendencia del ser humano a generar una imagen subsidiaria de sí mismo para encajar dentro de los modelos establecidos por la sociedad; y finalmente, Construyendo un nuevo barco, es una reflexión sobre la necesidad actual de reinventar y actualizar nuestra identidad constantemente.
El Observatori d'Es Baluard acoge, del 4 de marzo al 12 de abril, la proyección de las obras ganadoras y de las menciones del Jurado de la última edición del Festival FIVA. Además, el 4 de marzo a las 18 horas se llevará a cabo un ciber-encuentro con los miembros del Jurado Carlos Trilnick, Nekane Aramburu y Brian Mackern; y los organizadores Soledad Sánchez, Marcela Andino y Hernan Raggi.
FIVA es un Festival Internacional de Videoarte que nació en el año 2011 por iniciativa de diferentes profesionales y ya, tras 4 ediciones consecutivas, ha conseguido consolidarse y expandirse siendo muy significativo en diferentes países.
El videoarte desde su inicio a mediados de la década del 60 ha ido ganando espacio y prestigio dentro de la escena artística. Su presencia en museos, ferias y bienales es amplia y central. La masificación de los medios tecnológicos necesarios para la producción de este formato artístico (desde un teléfono celular hasta los PC y sus sencillos programas de edición) hace del videoarte una práctica democrática y de extensa inserción en todos los estratos sociales, permitiendo defender la libertad creativa de los autores y la experimentación artística, con lo que se mitiga el peligro de la implantación de un modelo único de pensamiento, que sacrifica a su paso la diversidad y la legitimidad del resto de las identidades nacionales y culturales