El MARCO de Vigo acoge hasta abril, bajo el comisariado de Rosario Sarmiento, Mujeres del Silencio. De Maruja Mallo a Ángela de la Cruz, una muestra que supone una relectura actualizada de la exposición A arte inexistente -comisariada por Rosario Sarmiento para el Auditorio de Galicia en 1995-, que reunía obras de artistas mujeres en Galicia en el siglo XX.
Desde la perspectiva del tiempo transcurrido, nos situamos en el espacio histórico-temporal de las primeras décadas del siglo XXI, lo que permite visualizar relatos, protagonismos y visiones más amplias sobre las aportaciones y el papel de algunas artistas en la historia de la creación plástica de la Galicia contemporánea. La exposición recorre diferentes generaciones de artistas hasta llegar a aquellas creadoras que acceden por primera vez en Galicia a una formación académica, tras la creación de la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra en 1990.
Desde el punto de vista estructural, la exposición se plantea en cuatro ámbitos donde se busca analizar y profundizar en los contextos en los que estas artistas trabajaron, haciendo hincapié en cuestiones como su escaso protagonismo en los movimientos de vanguardia anteriores a la Guerra Civil, la posguerra, y la obligada emigración hacia otros centros artísticos fuera de Galicia, la llegada de la democracia, y los nuevos escenarios culturales y formativos en los que trabajan aquellas artistas cuyas trayectorias comienzan a desarrollarse en los inicios del siglo XXI.
El Museo Reina Sofía acoge en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro, El barco se hunde, el hielo se resquebraja (The ship is going under, the ice is breaking through), una escultura sonora que el artista alemán Lothar Baumgarten ha creado específicamente para este espacio.
Baumgarten, que durante cuatro décadas ha trabajado con paisajes sonoros, se centra en la fragilidad de la estructura de cristal abovedada de este edificio del siglo XIX para crear una escultura sonora a partir de una serie de grabaciones en audio, realizadas entre 2001 y 2005, del deshielo de las orillas del río Hudson en el Estado de Nueva York.
Gracias a un meticuloso trabajo de edición y montaje, logra generar la ilusión de que lo que se está resquebrajando es la propia bóveda del Palacio de Cristal. De esta forma establece una analogía entre el sonido atronador del deshielo y el derrumbe de las acciones y los activos en los mercados financieros, en referencia a la especulación provocada por el crecimiento económico ilimitado y sus efectos en el dramático cambio climático.
El TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge, bajo el comisariado dePavel Štépánek, una exposición del pintor tinerfeño Óscar Domínguez, que en esta ocasión se centra en su etapa en Checoslovaquia, entre los años 1946 y 1949.
Óscar Domínguez (Tenerife, 1906-París, 1957) ha pasado a la historia del arte moderno como uno de los pintores españoles más importantes de la primera mitad del siglo XX, siguiendo a Picasso, Gris, Miró y Dalí. En febrero de 1946, apenas terminada la Segunda Guerra Mundial, se celebró en la Sala de Arte "Mánes" de Praga, una exposición colectiva titulada El arte de la España republicana. Artistas españoles de la Escuela de París. La muestra logró un éxito fabuloso, y una parte sustancial de las 224 obras expuestas, sobre todo pinturas, dibujos y grabados, se quedaron en colecciones checas y eslovacas. También contribuyó al éxito la presencia física de los pintores Óscar Domínguez, Joaquín Peinado, Pedro Flores, Antoni Clavé y Manuel Viola, así como los escultores Baltazar Lobo, Honorio García Condoy y Apel.les Fenosa. Éstos entablaron contactos artísticos y humanos con artistas checos, algunos de por vida.
Óscar Domínguez despertó una gran atención, no sólo por la cantidad de cuadros que expuso (12), sino sobre todo por la fuerza de su personalidad atrayente, su originalidad y coherencia artística y vital; influencia incluso ejercida antes de la Guerra, a partir de sus decalcomanías, que tanto motivaron a los surrealistas checos, con el poeta Vítézslav Nezval a la cabeza. Domínguez regresó a Checoslovaquia varias veces más, organizando exposiciones con cada visita, y vivió en aquel país momentos muy intensos no solo desde el punto de vista personal, sino también profesional, tanto en la capital checa, Praga, como en las ciudades de Olomouc y Bratislava. Trabajó tan intensamente que casi un cuarto de sus obras hoy conocidas provienen de colecciones checas y eslovacas, si bien muchas de estas piezas se han dispersado por colecciones de todo el mundo en las últimas décadas.
Aparte de las obras presentadas en sus exposiciones, en general todas vendidas o regaladas, se quedaron en Checoslovaquia otros trabajos ocasionales que Domínguez realizó en Olomouc y Bratislava, donde tuvo a su disposición talleres prestados por sus colegas Jára Šolc y Ján Mudroch. Asimismo, otros coleccionistas checos y eslovacos adquirirían sus obras en visitas a su taller de París. Esta exposición pretende reconstruir la trayectoria pictórica del Domínguez de aquellos años, a través de un conjunto de obras procedentes de colecciones particulares y de instituciones públicas checas, eslovacas y españolas, que dan buena cuenta de aquel apasionante episodio.