Eñ CEART acoge la exposición Rafael Canogar “Ayer hoy”, que plantea un acercamiento a la obra de este fundamental artista, Rafael Canogar (Toledo, 1935), a través de una completa revisión de su trayectoria. Una muestra de tipo retrospectivo que pretende mostrar, mediante la medida selección de diversas obras de diferentes períodos, cómo las búsquedas de Canogar, en el pasado o en la actualidad (de ahí el “ayer hoy”), han sido las de un artista constante.
Seleccionando unas sesenta pinturas de medio y gran formato, desde su período de formación, años cincuenta, viajero entre un cierto novocubismo y la influencia de Miró o Klee, para devenir uno de los capitales protagonistas del arte otro, siendo protagonista de la creación junto a otros artistas españoles del grupo “El Paso”, algo que se muestra en el capítulo “Circa 1957. La materia y el signo: el arte otro”. Su indagación en torno a las imágenes y la representación ocuparía el tercer capítulo de la exposición, bajo el epígrafe “Circa 1968”, un momento de sonoro fechado donde la exposición quiere subrayar la vigencia del arte de Canogar en un Centro expositivo, como el CEART, que ha mostrado exposiciones vinculadas al arte urbano. Partiendo de las obras de 1975, capítulo cuarto, el artista reflexiona en torno a la materia y las formas abstractas, con un notorio aire construido, llegando a las construcciones de los ochenta.
De este modo, ocupando unos dos tercios de la exposición, esa revisión arribaría a la actual producción de Canogar, últimos diez años, planteando el artista complejos escenarios pictóricos de extraordinaria lucidez. Luces saturadas y campos de color arrastrados, a veces pareciere de aire ígneo, pintura como revelación casi inefable, componen un momento extraordinario de su producción. Este último capítulo cerraría la exposición con un conjunto de cuadros de gran formato (2 x 4 m.) que ocuparían por completo una de las salas del CEART, subrayándose cómo el oficio de Rafael Canogar, -ayer u hoy, de ahí el título-, ha permanecido indeleble. Además, mediante una incesante investigación, el encierro diario en el taller, su arte ha constituido siempre una extraordinaria vindicación del oficio de pintar, el don del arte.
El Museo ICO presenta a partir del 30 de mayo, Gabriele Basilico. Entropía y espacio urbano, una exposición, comisariada por Ramón Esparza e incluida en la programación oficial de PhotoEspaña 2017, estará dedicada a a uno de los artífices de la renovación del género paisajístico en la fotografía de los últimos treinta años.
Gabriele Basilico, (Milán, 1944-2013) fue uno de los renovadores de la fotografía de paisaje y arquitectura en la década de los ochenta y continuó desarrollando un profundo análisis del entorno urbano y su transformación durante toda su carrera.
En Física, la entropía es una magnitud que indica el grado de desequilibrio de un sistema. Se basa en la segunda ley de la termodinámica y se refiere a aquella energía existente en un sistema que no puede ser utilizada en un proceso termodinámico. Hace mención a un desorden existente dentro de un sistema y supone, además, que de ese desorden puede surgir un nuevo sistema de equilibrio u homogeneidad.
La idea de entropía ha llamado la atención de muchos teóricos del arte, de Rudolf Arnheim a Robert Smithson, ya que habla de una cierta tendencia al equilibrio a partir del caos. La intención de esta muestra es aplicar este concepto al estudio de la obra de Basilico y su evolución, desde sus primeros estudios formales de las fachadas de fábricas milanesas a la aceptación de la complejidad de los sistemas urbanos de las metrópolis modernas.
CentroCentro Cibeles presenta Lanzadera, un ciclo de comisariado por Iñaki Domingo que tiene como objetivo dar visibilidad y difusión al trabajo de una nueva generación de fotógrafos españoles. Presenta ahora el trabajo de Bego Antón Haiek Danak Sorginak (Todas Ellas Brujas), una recreación visual de la caza de brujas en el País Vasco durante un periodo de 300 años.
Seguramente no hubo ungüento mágico ni escobas voladoras; no existieron los sapos vestidos ni mujeres que se convertían en gato para volar a los akelarres. Y, sin embargo, este es el mundo que las brujas describieron a los inquisidores cuando les hacían confesar mediante tortura y amenazas.
La caza de brujas arrancó en el País Vasco por la existencia de mujeres recolectoras y expertas en las propiedades curativas de diferentes plantas y frutos silvestres. Eran, por tanto, curanderas. También matronas y, a veces, adivinas. Y por todas estas cualidades acabaron siendo víctimas de sus vecinos, que encontraron en ellas la explicación de sus males físicos y morales. Eran una amenaza para la Iglesia, que vio peligrar su sistema de creencias y contestó enviándolas a la hoguera.
Bego Antón nació en Bilbao en 1983 y reside en Barcelona. Estudió periodismo en la Universidad de País Vasco y se especializó en fotografía documental en Barcelona. Su trabajo fotográfico disecciona el comportamiento humano y reflexiona sobre nuestra implicación psicológica y moral con el mundo natural. También muestra particular interés por pequeños grupos para trabajar sobre conceptos como la verdad, la realidad o la fantasía.