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y arte contemporáneo

NOTICIAS: Arte

23/11/2017
Aube Elléouët-Breton en el TEA Tenerife Espacio de las Artes

TEA Tenerife Espacio de las Artes, centro de arte contemporáneo del Cabildo, inaugura el viernes 24 de noviembre, a las 20:30 horas La ciudad sumergida, una exposición de collages de la artista francesa Aube Elléouët-Breton (París, 1935) comisariada por Isidro Hernández.

A propósito de Aube Elléouët-Breton:

Ser collagiste a la manera en la que lo es Aube Elléouët implica cierta inclinación hacia el impulso de juego y a la extrañeza de crear imágenes inusitadas, maravillosas o, como diría la propia autora, romantistiques, siempre sorpresivas y de gran agudeza poética. Sus collages participan de una vertiginosa huida de lo real, pues en la elección y combinación de personajes y objetos asistimos a la aparición de una chispa que enciende una imagen totalmente nueva. Los escenarios que proponen sus creaciones obvian lo previsible y mantienen la expectativa de imágenes en combinaciones inesperadas, surgidas de una imaginación totalmente libre. Y así, como en un juego de naipes que se desliza sobre el tablero, el orden normal del mundo cotidiano tal y como lo conocemos se resquebraja y, lentamente, van saltando por los aires todos los convencionalismos para acceder a la invención de una realidad insospechada, imbuida del poder creador de la metáfora y del lenguaje alegórico.

Es frecuente encontrar en sus trabajos incorporaciones de materiales y recortes fotográficos próximos a los escenarios de su vida en la región de Bretaña, territorio del oeste francés al que le une una intensa relación tanto como escenario de reclusión y reflexión creadora, como lugar de trabajo y, en fin, como espacio propicio para establecer una relación directa con la Naturaleza. De ahí su preferencia por motivos marinos tales como los faros -elemento icónico en sus collages-, los instrumentos de navegación, las conchas, los arrecifes y las rocas, sobre los que reposa el sueño de sus personajes, entre otras alusiones a aquel lugar de tan rica tradición oral de narraciones y leyendas.

La combinación de esos y otros elementos constituye una aparición mágica sobre los fondos generalmente oscuros del papel, y confieren al conjunto de sus collages un entorno de brillos e incandescencias, como cuando de niños admirábamos la imagen cósmica, llena de meteoros luminosos, en el interior del caleidoscopio, o descubríamos, con asombro, el fabuloso surgimiento de motivos marinos desde las profundidades. Y es que los collages de Aube Elléouët se muestran ante nuestros ojos como vestigios y maravillas de la ciudad de Ys, construida por Gradlon, rey de Cornualles, a petición de su hija Dahut, y posteriormente engullida por el océano. Los collages de Aube Elléouët acaso reproducen en imágenes el imaginario voluble e incierto de la costa al anochecer, donde los destellos y las sombras provocan la misma inquietud de la ciudad sumergida, donde el tiempo se detiene y desaparece la certidumbre de la tierra firme.

Esta exposición reúne algo más de medio centenar de collages de Aube Elléouët y constituye, en cierto modo, su primera retrospectiva realizada por un museo. El destino ha querido que sea Tenerife el lugar propicio para esta efemérides, cuando se cumplen más de ochenta años de la visita a Tenerife de André Breton y Jaqueline Lamba, invitados a la isla por la generación de la revista gaceta de arte (Tenerife, 1932 - 1936), de ahí que algunas pinturas de Óscar Domínguez acompañan en esta ocasión a las piezas de la genial collagiste francesa.  

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22/11/2017
Ángela Nordenstedt en La Calcografía

La Calcogrofía acge la exposición Paisajes escogidos de Ángela Nordenstedt, para quien el dibujo, en un sentido amplio, es su principal línea de investigación, aunque no la única, ya que la pintura y la escultura también están presentes en su obra.

Ángela Nordenstedt nos traslada a una suerte de paisaje oriental hibridado con los jardines de Monet. Contaremos además con la posibilidad de “elegir nuestro propio paisaje” algo insólito e inédito, que se plantea como juego entre la artista y el público. Pero quien mejor nos introduce en este laberinto paisajístico es Luis Francisco Pérez, que dedica este precioso texto a la muestra:

“Seguramente hay lo inexpresable. Éste se muestra…”
Ludwig Wittgenstein, Tractatus logico-philosophicus

La pintura, al igual que la novela escrita en cualquier tiempo que se nos ocurra después de Cervantes, son géneros artísticos tanto clásicos como modernos o contemporáneos que, sin traicionar o alterar sus principales funciones prácticas y operativas, también poseen la cualidad, consustancial a su propia naturaleza, de auto-sacrificarse para seguir existiendo. O de inmolarse y aniquilarse por ella misma con el único fin de ir sumando significados y significantes a una disciplina artística que se diría más joven, actual y necesaria, cuanto más se auto-inmola, o cuando más se la considera “muerta”, para resucitar con más vigor y poder tiempo después de su funeral.

La obra que en esta ocasión presenta en Salamanca Ángela Nordenstedt parte de una consideración intemporal, que no “clásica”, de la práctica pictórica en tanto que crítica de sí misma y como elemento desestabilizador (paradójicamente también esta cualidad lleva incorporado su opuesto, o mejor: su dialéctica negativa) de un proceso creativo –en este caso el paisaje y sus diferentes lecturas, interpretaciones y semánticas- que se nos muestra como un seguro territorio afectivo (es decir: intelectualmente querido y deseado) muy bien sedimentado desde la propia Historia del Arte, y no únicamente Occidental, como bien podemos comprobar en la generosa selección de esta muestra. Pues en esta ocasión se diría que un famoso paradigma del jardín artístico de la cultura occidental –el de Claude Monet en Giverny- se alía con determinadas imágenes de paisajes orientales. Ahora bien, la contribución procedente de culturas muy alejadas físicamente de nosotros, visibles en estos trabajos, posee dos estructuras brillantemente diferenciadas. Una sería la procedente de su propia tradición artística que ha llegado hasta nosotros; y otra, muy importante en mi opinión, sería la influencia más soñada que real. O más cinematográficamente soñada: algunos jardines contemplados en películas del cine japonés clásico, sobre todo en las serenas y deliciosas películas filmadas por el maestro Yasujiro Ozu.

Las obras que ahora contemplamos de nuestra artista se nos muestran a modo de constelaciones, formando entre ellas caminos, senderos, veredas, atajos, laberintos de la naturaleza, cruces, accesos y torrenteras, como si la mano de la creadora tuviera la rara cualidad de ir pintando, con la importantísima ayuda de una sabia y muy serena utilización del color, al mismo tiempo que nombra esa ofuscación de la Naturaleza, esa tan hermosa y temible indiferencia con que ella nos contempla.

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22/11/2017
Victoria Civera en el Centro de Arte Alcobendas

Every Day. Ni la palabra ni el silencio es una exposición concebida por Victoria Civera (Puerto de Sagunto, Valencia, 1955) específicamente para el Centro de Arte de Alcobendas. Planteada como una sinuosa travesía entre sus obras, en la muestra, un conjunto de instalaciones recientes dialogarán con piezas emblemáticas de toda su trayectoria. La exposición puede considerarse una suerte de retrospectiva sintética por rescatar lo esencial de su práctica, y detenerse en trabajos que permiten abordar cuatro décadas de trayectoria desplegada en todas las disciplinas: pintura, escultura, instalación, fotografía, vídeo y dibujo.

El punto de partida del proyecto es «el hacer de la artista», la observación del proceso de trabajo solitario que Civera lleva a cabo incansablemente en sus estudios de Nueva York y Saro (Cantabria). Su característico lenguaje híbrido surge de un modo de hacer, en el que la investigación sobre la representación de imágenes y la experimentación con los materiales colisionan con aspectos afectivos y sociales, para generar estructuras que se van puliendo progresivamente, hasta lograr instalaciones de una potente carga sensorial. Poseedora de una gramática propia, con muchas claves privadas, sus piezas tienen el poder de acallar al visitante, pues para disfrutarlas precisan de pocas palabras y muchos silencios.

El uso de objetos cotidianos y de materiales industriales, junto a las técnicas tradicionales, dota a su obra de una atmósfera singular, en la que el debate arte vs. realidad se hace presente, así como el interés por la arquitectura y los temas existenciales e identitarios: la espiritualidad cotidiana, el tiempo y la finitud, o el sujeto femenino y su situación en el mundo.

En la exposición podrán verse piezas icónicas de la artista, como "Aviador Sibila" (2008), "Sueños inclinados" (2009), "Habitación anónima" (1993), "Mal de Jem" (2004) o "A-be-ce-da-rio" (1991), en diálogo íntimo con las instalaciones recientes, y el vídeo "Nieve en Saro 2004" (2017), que aporta el tono a todo el proyecto. En definitiva, es una inmersión en la obra de una artista de piezas fascinantes que, citando sus palabras, "van surgiendo del silencio, parten del objeto pequeño, tocado, minúsculo", y se trabajan "en voz baja". 

Del 28 noviembre 2017 - 3 febrero 2018

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