Fundación MAPFRE presenta en Barcelona la exposición Picasso-Picabia. La pintura en cuestión, que propone por primera vez un acercamiento a las historias cruzadas entre estos dos grandes artistas contemporáneos que, si bien parecen figuras casi antagónicas en su concepción del arte, cuentan con más puntos en común de lo que tradicionalmente se ha considerado. Esta extraña comunión se reflejó en una ambigua y singular relación, que la muestra, que puede visitarse en la Casa Garriga Nogués hasta el 13 de enero de 2019, permite conocer en profundidad.
La exposición, organizada en colaboración con el Musée Granet, Aix-en-Provence, con el apoyo excepcional del Musée national Picasso-París, está compuesta por más de 150 piezas, entre pinturas, dibujos, artes gráficas, cartas y fotografías, organizadas en torno a nueve secciones temáticas que permiten conocer los vínculos, reales e imaginados, así como los desencuentros que existieron entre ellos.
Picasso-Picabia. La pintura en cuestión pretende plantea al mismo tiempo un recorrido por un periodo esencial en la historia del arte de nuestro tiempo. Un camino que nace con la aparición del cubismo, del que Picasso es protagonista, y su posterior derivación órfica, por la que Picabia se decanta; el nacimiento de dadá en 1915, del que Picabia es sin duda una de sus figuras fundamentales, sin olvidar el ambiente surrealista que se respira en el París de aquellos años; o la coincidencia de ambos en la ciudad de Barcelona en 1917, donde Picabia lanza su revista 391.
Hacia 1925, tras la vuelta de Picasso al clasicismo, ambos comparten el gusto por lo que se ha querido denominar «la época de los monstruos» en un momento en el que coinciden durante varios veranos en la Costa Azul. El recorrido finaliza con una selección de sus últimos lienzos: si Picasso vuelve incansablemente a la figura humana hasta su muerte en 1973, Picabia, cuya carrera se detiene en 1953, reduce el acto de pintar a sutiles monocromos salpicados por puntos.
Los dos artistas, uno español y el otro francés de ascendencia hispanocubana, a los que se relacionó en sus comienzos por el parecido de sus apellidos —lo que provocó una confusión en la prensa cuando aún eran poco conocidos—, compartieron, ante todo su especial relación con la ciudad de Barcelona y el deseo de desafiar las convenciones pictóricas que la historiografía del arte había establecido, y tanto para uno como para el otro, “asesinar la pintura”, fue el camino que tomaron para rejuvenecerla.
La muestra finaliza con una selección de sus últimos lienzos, en los que, si Picasso vuelve incansablemente a la figura humana hasta su muerte en 1973, Picabia, cuya carrera se detiene en 1953, reduce el acto de pintar a sutiles monocromos salpicados por puntos.
Esta exposición forma parte del proyecto internacional Picasso-Mediterráneo, una iniciativa del Musée national Picasso-Paris. Este programa de exposiciones, actividades e intercambios científicos se desarrolla entre 2017 y 2019 y en él participan más de setenta instituciones internacionales: www.picasso-mediterranee.org
Fotos: Pablo Picasso, Retrato de Dora Maar, 1937. Musée national Picasso-Paris. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2018
Francis Picabia, Habia II, ca. 1938 y ca. 1945. Ursula Hauser Collection, Suiza. © Francis Picabia, VEGAP, Madrid, 2018
El pintor Eduardo Arroyo ha fallecido a los 81 años en Madrid.
Nacido en Madrid en 1937, se educó en la capital española durante la posguerra y vivió el exilio en Francia durante la dictadura franquista hasta que decide regresar a España en 1976, con la llegada de la democracia, lo que significó que su obra solo pudo ser vista con normalidad en España a partir de 1980. Fue dibujante, grabador, escultor, escenógrafo y miembro destacado de la Nouvelle Figuration (Figuración Narrativa).
Premio Nacional de Artes Plásticas 1982, era caballero de las Artes y de las Letras por el Gobierno francés. Nunca abandonó su vocación literaria y como escritor publicó en 1974 Treinta y cinco años después, denuncia contra el régimen franquista. En 1986 estrenó en Múnich su primer drama, Bantam.
Tal y como ha declarado José Guirao, ministro de Cultura y Deporte; "La calidad de la obra de Eduardo Arroyo supera su fama como pintor pero además era un grandísimo escenógrafo que triunfó en las grandes óperas europeas. Arroyo era uno de nuestros grandes cartelistas, grabador, pero también algo que pocos conocen era un grandísimo escritor que invito a leer. Con él perdemos a uno de los últimos representantes de una generación que cambió el orden de la pintura, que cambió la manera de acercarse al arte".
El Museo del Prado presenta bajo el comisariado de Joan Molina (Universitat de Girona) una muestra antológica que, organizada con el Museu Nacional d’Art de Catalunya, permitirá admirar por primera vez en toda su dimensión el virtuosismo técnico y el sugestivo universo visual de Bartolomé Bermejo, un maestro de origen cordobés que desarrolló su actividad profesional en los territorios de la Corona de Aragón.
Bartolomé Bermejo fue una de las personalidades más fascinantes del panorama artístico de la segunda mitad del siglo XV y esta exposición, con la colaboración de la Comunidad de Madrid y el apoyo de la Fundación Banco Sabadell, reúne por primera vez la mayor parte de sus obras conservadas, repartidas por museos y colecciones de España, Europa y Estados Unidos como San Miguel triunfante sobre el demonio con Antoni Joan de Tous, procedente de la National Gallery de Londres o Piedad Desplà de la Catedral de Barcelona, entre otras.